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tragedia original en cinco actos:
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JUNTA DELEGADA
DEL
TESORO ARTÍSTICO
Libros depositados en la
Biblioteca Nacional
Procedencia
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N.° de la procedencia
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CALLE DEL AMOR DE DIOS, NÚMERO Al
PERSONAGES.
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Florinda.
Rodrigo, Rey de los Godos.
El Conde D. Julián.
TeodcíREDO, prometido esposo de Florinda.
Tulga, Ministro del Rey.
Egerico, parcial del Conde.
Tarif Abenzarga, caudillo de los Moros.
Guerreros Godos y Musulmanes.
La escena esa orillas delrioGuadalete.
Esta tragedia es propiedad del Editor, quien persegui-
rá ante la ley al que la reimprima ; y no podrá represen-
tarse en ningún Teatro del Reino sin adquirir el derecho
de propiedad para ello , según se previene en la Real Or-
den inserta en la Gaceta de 8 de Mayo de 1837.—
ADVERTENCIA.
Hace años que compuse esta tragedia
que la censura no permitió representar
entonces. El nuevo gusto introducido
en literatura me ha retraido de darla
al teatro, luego que aquel inconve-
niente ha cesado; á lo que también han
contribuido los muchos defectos que
reconozco en ella, principalmente en
el plan, por ser asunto que no se aco-
moda bien á las unidades clásicas. A-
caso no hubiera pensado tampoco en
imprimirla á no haber llegado á mis
manos una edición de ella , hecha sin
mi conocimiento, tan defectuosa y des-
figurada, que no ha podido menos de
resentirse mi cariño de padre. Esta ra-
zón, y el haberse representado en algu-
nos teatros de provincia, me mueven á
publicar este que fué mi primer ensa-
yo en un género tan difícil. .
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ACTO PRIMERO.
El teatro representa una magnífica tienda real ente-
ramente abierta por el fondo: mas allá se ve el cam-
pamento de los Godos; y á lo lejos el rio Guadalete
y la ciudad de Jerez. Dentro de la tienda , á la de-
recha del actor) habrá un trono.
ESCENA PRIMERA.
EL CONDE D. JULIAK, TEODOFREDO.
Juli. X a de nuevo sus huestes ordenando,
El Rey nos llama á la mortal contienda:
Ven, Teodofredo, ven,} y la victoria
Hoy deba España á tu valiente diestra.
Mas ¿qué miro? Turbado y silencioso
Ala voz del honor inmóvil quedas;
Cobarde palidez tu frente cubre ,
Y suspirar te escucho... ¡Qué! ¿flaquea
Acaso tu valor?
Teod. Jamas el miedo
Mi pecho conoció : sobradas pruebas
Di de mi aliento al Moro , y este brazo
Aun con su sangre enrojecerse espera;
Mas no sé que fatal presentimiento,
O conde D. Julián, el alma aterra,
Que alejarle procuro , y me persigue
Presagiando desgracias y miserias.
Juli. Y ¿qué desgracias recelar podemos
Cuando propicio el hado se nos muestra?
En vano el Moro con inmensa hueste
Osado pisa la española tierra:
Ese torrente asolador un dique
(6)
Encuentra ya do su furor se estrella ,
Y de Jerez los campos serán tumba
Do quede sepultada su soberbia.
No empero fácil la victoria el cielo
Nos quiere conceder : la lid horrenda
Cinco luces ba ya que se prolonga
Con dudosa fortuna; por do quiera
Se mira en torno el lastimoso estrago
De la muerte feroz; montes se elevan
De insepultos cadáveres , y el Lete
Tintas en sangre al mar sus ondas lleva.
¡ Ahí si la noche ayer de tus hazañas
El curso vencedor no suspendiera ,
Himnos de triunfo y paz hoy sonarían ,
No ya el clamor de furibunda guerra.
Deshechas por tu espada victoriosa
Vio el soberbio Tarif sus huestes fieras,
Y próximo á su ruina, le salvaron
La oscuridad , su fuga y la tormenta.
Mas ¿qué puede un contrario ya abatido?
Muéstrate solo y la victoria es nuestra.
Teod. Nuestra sería ya si cual un tiempo
Terrible el Godo en las batallas fuera ,
Si aun en 6U pecho ardiese el valor noble
Con que venció á los dueños de la tierra.
Mas ¡cuan otro es ahora! Ya las armas
Son vano adorno en él, no son defensa;
Y mientras de oro recamadas brillan ,
Pesadas caen dé su débil diestra.
Disponer una lid , asaltar muros ,
Son ejercicios que olvidados deja
En torpe ociosidad : no denodado
Con noble afán á los combates vuela j
Vuela, sí, á los festines licenciosos
Do ostenta su molicie envuelto en sedas,
Y en lugar de aguerridos escuadrones ,
Solo sabe vencer á una belleza.
Muerto para el honor, público alarde
Hace del crimen , la virtud desprecia ,
Huella la religión. Cansado el cielo ,
(7)
Sobre España las hordas agarenas
Lanzó en justo castigo, y nos conduce
Al punto en que su cólera funesta
Disuelve los imperios corrompidos
Y al seno de la nada los despeña.
Juli. ¡ Acerbo fruto del atroz reinado
Con que Vitiza desolara á Iberia !
Principio entonces la desgracia tuyo
De este suelo infeliz: vicios, licencia,
Cobarde olvido del honor primero
Y torpe corrupción , la herencia es ésta
Que nos dejó al caer. Vino Rodrigo......
¡ Ah! si fuese el valor la sola prenda
Necesaria en un Rey, quizá la patria
Aun recobrara su perdida fuerza.
Mas solo en los combates animoso.
Su mano sin poder rige inesperta
El timón del Estado. Las pasiones
Nunca su ardiente corazón refrena :
Quizá temblando con presagios tristes,
Detiénese del vicio en la carrera;
Mas luego á impulsos de falaz consejo,
Con mayor ceguedad lánzase en ella.
¡ O cuántos ya de su imprudente orgullo
Probaron los efectos! Su insolencia
Ni respeta á los nobles , j almas viles ,
Que solo exhalan su dolor en quejas!
Al conde D. Julián tales ultrages
No han podido alcanzar: aun se muestra
Mi frente sin rubor \ mas si algún dia..,.,
Basta: el Rey nos aguarda. A la pelea
Corramos , Teodofredo : allí tu brazo
Dé la victoria á España \ allí merezca
Tu amor el dulce premio que destino
A tu heroico* valor.
T-God. j Ah ! si pudiera
En mi pecho estinguirse el fuego sacro
De patriótico amor, tal recompensa
Diérame sola irresistible esfuerzo.
Si, tú Florinda á la mayor empresa
(8)
Bastaras á guiarme.
Juli. Y 'tú tan. solo
Digno eres de Florinda: aun se alberga
En tu aliña la virtud que desterrada
Huyó de entre los Godos: tú en las sierras
De la áápera Cantabria te educaste
Libre del vicio que ert la'Corte reina.
Tuya será Florinda. — Hija querida,
Modelo de virtud y de belleza,
Objeto de mi amor, por quien gustoso
Bienes, vida y poder, todo perdiera,
4 Ah! tu padre por fin hallarte esposo
Supo digno de tí : nó entre la inmensa
Turba falaz de inicuos palaciegos
Que anhelan tu beldad. ¡Yo consintiera
Fiar tu dicha á quien se emplea solo
En corromper la candida inocencia ,
Y esquivando tu amor y tus halagos
Con viles cortesanas confundiera
A su esposa infeliz!... ¡ Ah! no: primero
Que ver tu deshonor te quiero muerta.
Teod. Perezca yo si su virtud un punto
De tal suerte ultrajase : sí perezca
Hoy al furor del agareno alfange
Si mi amor algún dia... — Pero suena
Un confuso rumor... Las tropas todas
Vuelven al campo y presuroso llega
Tulga á este sitio.
ESCENA II.
DICHOS, TULGA.
Tulg- Generoso Conde ,
Teodofredo valiente, la pelea
Hoy se suspende , y nace la esperanza
De venturosa paz: con impaciencia
Ya de la fiera lid nuestros soldados
La señal esperaban; mas se aterra
Con su aspecto marcial; medroso el Moro>
(9 )
Y la oliva pacífica nos muestra.
La tregua está aceptada y Tarif mismo
A tratar con el Rey aquí se acerca/
ESCENA III.
DICHOS, RODRIGO, NOBLES, Y GUERREROS.
Rodr. Nobles Godos, guerreros esforzados,
Pqr fifi el; dia suspirado llega
En que tras tanto afán, dichosa España
M De los hijos de Agar libre se vea.
. Huyendo ya de nuestro ardor bizarro,
El Africano en breve á las arenas
Tornará de la Libia : en los desiertos
Esconda allá su miedo y su vergüenza;
Y si mas tiempo resistir osare
Hoy i su sepulcro nuestros campos sean.
Dad entrada á ese Moro.
ESCENA IV.
DICHOS, TARIF, GUERREROS MOHOS.
Rodrigo sube al trono donde permanece rodeado
de guardias y de los nobles, godos. Los soldados
se colocan enfrente. Sale tarif: los Aforos que le
acompañan se quedan en el foro , escepto algunos
que se adelantan con él hacia el proscenio.
Tarif. Antes que llegue
La ruina inevitable que os espera ,
He querido, Cristianos, de mi saña
Los rayos suspender. El gran, Profeta
Que aquí guió mis armas vencedoras,
La compasión me manda á par que fuerza
Me infunde irresistible. Ved su imperio
Cual nace humilde en la apartada Meca,
Y rápido creciendo, las naciones
Le doblan todas la cerviz soberbia.
Tiembla en Bizancio el orgulloso Griego,
(10)
Gime vencido el indomable Persa,
Do quier en Asia nuestra ley se adora,
Y África snjetada la respeta:
Todo hasta el Atlas desde el Indo es nuestro.
Llena ya de pavor, nos vé á sus puertas
La dividida Europa, fabricadas
Sus cadenas están: ¿ quién la liberta ?
¿Seréis vosotros, Godos? Confiados
Ño estéis en ese ejército que puebla
Del Lete undoso la aterrada orilla,
Vil muchedumbre que al mirarnos tiembla.
El valor y no el número es quien vence.
Descansad, descansad en esas tiendas
De púrpura y de seda, respirando
Olorosos perfumes, dad en ellas
Banquetes deliciosos} los placeres
Buscad lascivos y olvidad las guerras.
Ceded á los decretos del destino.
El fuerte Musulmán en su carrera
Se muestra incontrastable: conocedlo,
Godos , y os someted: la gran clemencia
Probareis del Califa
Rodr. Calla, Moro:
Sella ese torpe labio, que ya mengua
Oirte mas sería. ¿Qué te. atreves
A proponerme osado ? ¿ que yo ceda?
;Que te entregue cobarde mis estados?
/Que arranque de mi frente la diadema?
¿Y la cruz santa con baldón humille
Ante la media luna? ¿Quién te alienta
Para tanta osadía? Porque dócil
El Asia afeminada á la cadena
Haya el cuello doblado, ¿ya de Europa
Te presumes señor? Pues qué, ¿son éstas
Las naciones del Tigris avezadas
A vil esclavitud? Aquí se albergan
Los pueblos belicosos que al Romano
Arrancaron el cetro de la tierra;
Aquí pechos valientes que de acero
Vestidos, al combate se presentan*
(11)
Aquí fuertes guerreros que se r quieren
Muertos antes que esclavos. Cuando fuera
El cielo mismo á su valor contrario,
Decretara su fin no su vergüenza:
Mientras tengan espadas en las manos
Los verán combatir; y esta cabeza
Que aun la corona con honor sostiene
Si la llega á perder, caerá con ella.
Teod. No, no la perderá, que nuestros brazos
La sabrán sostener y con afrenta
Del orgulloso infiel darle mas lustre.
¿Co'mo hablas, Moro, tan altivo? ¿Piensas
Así ocultar tu miedo? Ayer debiste
Dar en el campo las heroicas muestras
De tu inmenso poder; pero tú sabes
Mas que el hierro mortal mover la lengua.
¿Donde ese Dios estaba que eb imperio
Del mundo os debe dar cuando deshechas
Tus escuadras huian? ¿Quién el golpe
De su brazo paró? La deidad vuestra
La noche debe ser: alzadla templos
* ues ella os amparó con sus tinieblas.
Tari/. Mucho encareces, Godo, esa ventaja
Que pasagera y débil, lisongea
Vuestra esperanza en vano: mia guerreros
De venganza sedientos á lid nueva
Correr ansiosos quieren, y cumplido
"ronto su anhelo quedará.
Rodr. pues sea.
Torna, Moro, á los tuyos, y mañana
Cuando su pura luz el sol nos vuelva
Decida el Dios de las batallas.
Tarif. Muertes,
Y estragos, y esterminio, su sentencia
Será, no lo dudéis, contra los Godos.
tiodr. Antes pronunciará la ruina vuestra.
larij. En fin ¿estáis á perecer resueltos?
Jiodr. A castigar estamos tu insolencia.
1 aríf. Adiós, pues, y temblad: mañana el reino
De los Godos verá la luz postrera.
(12)
ESCENA V.
dichos, menos tarif.
Rodrigo {Bajando del trono.)
Lo habéis oido , valerosos Godos
Atar la patria á bárbara cadena,
La amable libertad arrebataros,
Profanar los altares, ésto intenta
El feroz Musulmán. ¿Cuál de vosotros
Habrá que al escucbarlo no se encienda
En sagrado furor?
Teod. Nadie; y del nuevo
Combate la señal con impaciencia
Ya todos aguardamos. Sí , aquí todos
Juramos ó vencer en la pelea,
O morir.
Todos. Lo juramos.
Rodr. ¡ O ardimiento!
No hay que dudarlo, el triunfo nos espera.
Id , descansad, en tanto que la palma
El inmediato sol á darnos venga.
ESCENA VI.
RODRIGO, TULGA.
Rodr. Respira en fin mi acongojado pecho:
Ese ardiente valor segura prenda
Del triunfo nuestro y destrucción del Moro,
Calmando mi inquietud, el miedo ahuyenta.
Tulg. /Miedo vos?... ¡Ah señor! ¿Cuándo Rodrigo
Pudo al miedo ceder? Pues qué, ¿no alberga
Esa alma grande ya su heroico fuego,
Ni aquel valor que tan temible fuera?
Rodr. Con rubor lo confieso: hoy he temblado
Por la primera vez: visión funestas
De algún fatal suceso triste nuncio,
Me llena de pavor: ala pelea
No era este día favorable acaso :
(13)
j Cuándo sino mi ardor la suspendiera !
Tule. Y ¿qué horribles prodigios' así pueden
Vuestro pecho aterrar ?
Rodr. Señales ciertas
Délas iras celestes que la ruina ' :
Presagian de mi imperio. En está tienda
• ■ Me entregaba al- reposo, cuando siento l*»
Debajo de mis pies temblar la tierra.1
Ábrese al sacudirse, y la ancha boca
Lanza tronando una fantasma horrenda.
De crueldad y de lascivia á un tiempo
En su semblante vil se vén las señas.
Pálido y seco el rostro, ojos hundidos
Do el contento feroz del malo Teina,
Manando sangre de la boca impura^
Con descarnada mano á una belleza
Lánguidamente halaga, y con la otra
Veneno esprime de malignas yerbas.
j O cielos ! J Y aquel monstruo abominable
En su frente llevaba la diadema !
Era Vitiza... Al verle me horrorizo.' '*'"-
jY qué ! le dije estremecido: ¿aun huellas ■ VvV' ""
Este infelice suelo que entregaste i;í
A la desolación?.. /Deten la lengua, fP *
Me replicó furioso^ yo los males i '
De España principié; mas tú la llevas
A lamentable ruina... Esa corona
Que me osaste arrancar, en tu cabeza
Miro ya vacilante... sí... ya cae...
jAy Rodrigo de tí! j Ay de la Iberia! ;
Dice y desaparece; y de improviso
Me siento transportado á la ribera
De un raudal cristalino que sus linfas! '
Desliza manso entre las flores tiernas.
Do quier allí la primavera hermosa
Ostenta su verdor. Una doncella
En un lecho de césped recostada
A mi encantada vista se presenta.
;0 cuan hermosa!... A su mirar divino* '
A sus gracias y hechizo se enágéna
( .14 )
Mi ardiente fantasía... Con su risa,
Con sa mano me llama placentera. .'&W\!
Corro , quiero abrazarla... O cielos ! solo
Hallo una sombra que los aires llevan ;
Y en derredor de mí cubierto el suelo
De cadáveres miro , armas deshechas ,
Ruinas , sangre y horror.,. Estalla el rayo ?
Y el rio hinchando su corriente, anega i
El campo; y yo arrastrado por sus olas
Me voy al fondo á perecer en ellas.
Tulg- ¡Cielos! i ,
Rodr. ¡ fi.\\ l, tu no' sabes hasta donde
Llega mi turbación. Esa doncella .
De tan rara beldad, no te persuadas
Que es una sombra vana , una quimera *
Hija solo del sueño... ¡ Ay , Tulga! existe ,
Y yo la conocí i su imagen era , gj
Su imagen, seductora que idolatro , -,'/
Y, está en, mi ardiente corazón .impresa* -
Tulg. ¿Qué me decís , señor ? ¿En llama oculta
Ardéis- acaso? , v L' ...
Rodr. ¿i ¡i.' ¡rr Sí ?;de pasión, ciega
Yo me siento arrastrar... Esa Florinda .
A quien por su beldad, todos celebran
Y mas ppr sus virtudes..,
Tulg. , :¡ : ¿Quién? ¿La hija
Del Conde D. Julián?
Rodr. .,!, : Tulga, por ella ;
Yo me abraso de amor... Yd de su fama
El eco,Pejgó,á mí cuando modesta
Aun ocultaba su vivir dichoso
En la alegre Jerez. L$ cruda guerra
Aqqíiguiórmi, ejército-;, y entonces
Conocerla anhelé jruinca la viera! . (j
Presentóse en mi cort£ ,; y isji hermosura!,
Cual borra el sol la jluz^de.la^ estrellas ,
Eclipsó lajbeldad^de cuantas damas
En ella antes, brillaban ; aun la Reina,
Célebr;eventre las bellas, á mis ojos
Perdió su antiguo hechizo.-! Cual sedienta
( 15 )
Mi alma el fuego bebía que inflamaba
Todo mi ser estremecido al verla !'
La amé, Trilga , la amé. Mil veceé qujse1
Declararle mi amor ; mas s« inocencia,^
Sus tímidas miradas contenían r--r \»a X\
Mi ardoroso anhelar... Turbada, inquieta ,
Mi alma ya desde entonces de nri deseV
A otro contrario arrebatarse deja, n
Hora el honor , mi dignidad, me mandan
Sofocar pi pasión ; hora me ciega
Un loco frenesí qué mal mi grado
Al negro crimen tras de sí me llera.
La imagen de Florinda me persiguej
Clavada al corazón llevo la flecha
De mi agudo pesar , y ya mas tiempo
No es dado , nó , que resistirlo pueda.
Tulg' Señor, ¿en qué os paráis? ¿Debéis acaso
Así entregaros á crueles penas,
Y del Estado abandonar la nave
De una inquieta pasión á la tormenta?
El bien común en vuestra paz se cifra •,
Y esa perdida paz fácil volverla
A vuestra alma será. Cuando Florinda
Por su Rey y señor amarse vea,
Florinda os amará ; que mal resiste
El frágil corazón de una belleza
Al esplendor del trono , y fácilmente
Por él sus ojos deslumhrarse dejan.
Rodr. ¡ Ah ! que jamas sin recibir mi mano
Podrá rendirse su virtud severa.
Tulg. Dádsela, pues, señor: con Egilona
El cielo mismo vuestra unión reprueba
Negándole á pesar de tantos votos
De su estéril unión la ansiada prenda.
Rodr. Me propones ^ó Dios ! que la repudie?
Tulg. Si vuestro amor lo exige ¿qué os arredra?
Seréis vos el primero por ventura
Que con feliz divorcio sacudiera
De odioso enlace el insufrible yugo ?
Hollada ha sido ya tan fácil senda
( 16 ))
Por monarcas sin cuento. Godos , Francos ,
Vieron! nías de. una vez á ilustres reinas
Bajar del alto esplendoroso alcázar
Aja estrechez humilde de una celda.
¿Y negareis vos solo á vuestro anhelo
Lo que á tantos , señor , lícito fuera ?
Rodr. rAh , Tulga! tus consejos seductores
¡Cuan dulcemente el corazón penetran !
Pero vacilo , temo.... En tai conflicto
Mi ardor ni vence , ni vencido queda.
Hora pensemos en salvar á España y
Luego el amor, remplazará ala guerra.
-
q
n
■
ACTO SEGUNDO.
ESCENA PRIMERA.
FLORINDA, EL CONDE D. JULIÁN.
Flor. mT erdonadíne , señor : cuando la tregua
Por hoy suspende la feroz batalla ,
¿Debiera acaso contener Florinda
El tierno impulso que hacia vos la arrastra?
¿A su filial amor negar pudiera
La dicha de abrazaros?
Juli. ¡Hija cara!
No culpo ; no, tu amor: de puro gozo
Este instante íne colma. Llega , abraza
A tu padre , Florinda.
Flor. ¡O Dios, no sea
Por la postrera vez! .
Juli. ¡Cielos! Aparta
Tan tristes pensamientos.
Flor. ¡Cuántas penas
Mi triste pecho han afligido, cuantas !
Dias llenos de horror en que la muerte
Por estos campos sin piedad vagaba ,
¡Cuan lentos han corrido! A cada instante
Sonaba en mis oidos de las armas
El ronco estruendo , las confusas voces
De mil guerreros bárbaros , y el alma
Aquí volando , se pintaba en torno
El destrozo y la saugre. Acongojada
Parecíame ya ver suspendidas
Sobre vos las terribles cimitarras ;
Y ansiosa de salvaros , á la lucha
Intentaba correr. Si fuera dada
(18)
Fortuna tanta á mi filial cariño,
Yo con mi acero las moriscas lanzas
Apartara de vos , ó un mismo golpe
A Florinda y su padre traspasara.
Juli. Hija , de mi vejez dulce delicia ,
En medio de la lid me acompañaba
Tu memoria también , y por tí sola
Anhelaba vivir \ mas si la parca
Dispone de mis dias > á la tumba
Algún consuelo llevaré \¡ que en santa f
En venturosa unión , con Teodofredo
Enlazada serás.
Flor. ¡Ah! yo temblaba
Preguntaros por él.
Juli. Nada receles.
En breve le verás la frente orlada
De triunfante laurel.
Flor. ¿Con que no ha sido
La que formasteis de él vana esperanza?
Juli. Escede á todos en valor.
Flor. No en vano
Le di mi corazón : sus prendas raras
Brillaron á mis ojos desde el día
Primero que le vi , cuando la patria
Su diestra armando á defenderla vino.
¡ O noble Teodofredo ! s Cuan ufana
Me llamaré tu esposa! Por tu mano
Desdeñaría el cetro de un monarca.
Juli. Puede que en ella con el tiempo veas
El cetro de los Godos ; pues le alcanza
Solo el valor aquí no el nacimiento :
Premio d« la virtud ó de la audacia ,
Rodrigo mismo que le empnña ahora
Le alcanzara por ellas.
(19)
ESCENA II.
menos, rodrigo, tulga.. ( Rodrigo y Tulga se que-
dan parados en el foro d la entrada de la tienda.)
Rod. ¿No me engañas,
Tulga ?
Tulg. Señor , por tin seguro aviso
Su llegada he sabido Mas miradla:
Allí está con su padre.
Rodr. ¡ O Dios ! Al verle
Todo el fuego de amor mi pecho abrasa.
Tulg. Habladla, pues : esta ocasión
Rodr. Sí... Vete.
ESCENA III.
RODRIGO, FLORINDA, JULIÁN.
Juli. Hija, el Rey.
Flor. ¡ Ah! señor, á vnestras plantas
Rodr. Alzaos... ¿Vos aquí, Florinda hermosa?
¿Abandonáis la deliciosa estancia
De la dulce Jerez , por los horrores
De este campo sangriento? ¿No os espanta
El aparato bélico y la muerte
Que por do quier aquí muestran su saña?
Flor. ¿Qué riesgos no arrostrara mi cariño
Por un padre , señor? Verle anhelaba ;
Y hoy que la guerra su furor suspende
Vengo en sus brazos á calmar mis ansias.
Rodr. Calmadlas , pues; calmad también la furia
Que agita nuestros pechos : si la insana
Guerra los endurece , la belleza
Con su presencia amable los ablanda.
Juli. Mas temed que también los debilite.
Tornar debemos á la lid mañana á)
Y allí , señor , no afectos femeniles! , |
Pechos de bronce ha menester la patria.
(20)
Rodr. La hermosura también valor infunde
Cuando de ella el valor su premio alcanza.
Sí , Conde D. Julián , mientras nosotros
Esgrimimos valientes las espadas ,
Coronas de laurel teja Florinda \
Y con ellas premiando las hazañas
De los mas esforzados campeones
Haga mayor del triunfo la esperanza.
Jltli. Parto , señor , á publicar al punto
Ese decreto honroso que á mi fama
Dará nuevo esplendor : : plegué á los cielos
Que gloria y libertad le deba España.
ESCENA IV.
RODRIGO , FLORINDA.
Flor. Señor , en el albergue solitario
Do corrieran los días de mi infancia
En quieta obscuridad , á tales honras
Poco avezada fui: mil de esa gracia
Encontrareis mas dignas.
Rodr. No, Florinda.
¿Quién como vos merecerá alcanzarla?
Si de virtud, si de beldad es premio ,
En beldad y virtud ¿quién os iguala?
Debéis aeaso en soledad y olvido,
Siempre modesta, sepultar las gracias
Que os prodigara el cielo? No : ya es tiempo
De que mi corte las contemple ufana.
Flor. ¡ Ah ! moderad , señor, elogios tantos
Con que mi rostro de rubor se baña.
Básteme solo que de orlar indigna
No me juzguéis con la primer guirnalda
Vuestra gloriosa frente , horror y espanto
Del fiero Musulmán.
Rodr. Al aceptarla
¡ Cuánta será mi dicha ! Esta que ahora
Brilla en mi sien y que regiones tantas
Abarca en gn ancho círculo radiante,
(21)
No tan preciosa me será : llevarla
Veréisme nfano , y en doradas ruedas
Triunfar con ella... Pero no , no basta.
Sobre el carro triunfal al lado mió
Os alzareis también : admire, aplauda
España toda á quien valor me diera
Para vencer las huestes musulmanas.
La diosa en vos de la victoria mire
Su numen tutelar; á vuestras plantas
Póstrese humilde... Yo también , yo mismo ,
De amor ante ellas suspirando caiga;
Y elevándoos al trono , á par de todos
Os adore cual reina y soberana.
Flor. ¿ Qué lenguage, señor?... Ah ! confundida,
Apenas puedo... permitid que vaya...
Rodr. No ; que harto dije ya : fuera del pecho
Este ardiente volcan fuerza es que salga.
Escúchame , Florida. Yo te adoro.
Y ¿quién al verte, de amorosa llama
No se siente abrasar ? ¿No ves cual corren
Todos ansiosos á admirar tus gracias ,
A encenderse en tu amor?... ¡y qué! ¡ yo solo
Habria de negarme á idolatrarlas !
No pienses ¡ ay ! que esta pasión ardiente
Fácil triunfa de mí: no, sofocarla
Quise , y en vano : cuanto mas con ella
Lucha mi triste pecho, mas me abrasa,
Pero ¿á qué resistir?..,. Intento acaso
Ultrajar tu virtud? Florinda, aparta ,
Aparta ese recelo... Mira, el trono
Será don de mi amor , y sobre el ara
Eterna fé jurándote , mi suerte
Se unirá con la tuya en fiel lazada.
El cielo que á los votos de Egilona
Niega constante un sucesor , me manda
Romper su enlace estéril , y otro nudo
Formar mas venturoso. A reemplazarla
Tú destinada estás : tú nuevo lustre
Darás al solio , volverás la calma
A mi agitado pecho : con tu hechizo
(22)
Endulzarás las penas que acompañan
Al triste afán del mando \ y del imperio
Harás mas leve la pesada carga.
Flor. ¡Ah!... ¿queme proponéis?... yo... perdonadme
Mi turbación, señor... yo que apartada
De la corte viví... cuando su fausto
Estraño para mí me ofusca y pasma ,
Y con respeto santo aun tiemblo y dudo
Alzar á vos mis tímidas miradas...
¡Yo ascender osaria al regio solio
Cuando otra ya mas digna... ¡AL! tal infamia
Me horroriza, señor: en mi retiro
Dejadme obscurecida , pero honrada.
IVo queráis con un crimen elevarme
Do todos ajen sin piedad mi fama,
Do viva sin honor... Sí, todo el brillo
Que en tan cscelso puesto me cercara
Aun mas visible mi vergüenza haria ,
Mas odiosa mi culpa , culpa infanda ,
Pues despojara de él á quien con gloria
Ocupa ya su magestad sagrada.
Rodr. Y ¿qué os importa esa muger , Florinda?
¿Qaé podéis recelar? todo lo allana
Mi poder soberano ; y pues os brindo
Con el cetro , aceptadlo : la insensata
Gloria no prefiráis de una repulsa
De que os podréis arrepentir mañana.
Flor. Dios penetra , señor , el alma mia :,
Dios sabe cuan distante está esa falsa
Vanagloria de mí. Cual debo estimo
Vuestro inmenso favor; pero me manda
El honor rehusarlo.
Rodr. No , penetro
De esa injuriosa oposición la causa.
Quizá otro amor... Respóndeme , Florinda,
¿Está libré tu pecho?... Ah! no, tú amas ,
Tú amas, sí.
Flor. Señor, ¿quién os ha dicho?...
Rodr. Tu misma turbación me lo declara.
Flor. Pues bien , amo , señor , y no lo niego :
(23)
Sin mengua puedo descubrir mi llama 5
La aprueba la virtud : con igual mió
Solo enlazarme debo. Ambición vana
No me puede mover : nunca por ella
Aleve romperé la fé jurada.
Rodr. Y ¿ sabes si esa fé , cuando me ofende,
Podrá funesta ser á quien la guardas ?
Flor. ¿Y qué habré de temer? Vuestras virtudes
Confianza me inspiran.
Rodr. No, te engañas.
Ese rival odioso los efectos
Probará , no lo dudes , de mi saña.
Goce tu amor... Pero ] ay ! mas le valdría
Aborrecido 6er. Atroz venganza
Tomaré del perverso , y con su sangre...
Flor. Señor, miradme á vuestros pies postrada.
¿De qué peso ha de ser en vuestras dichas
Una triste muger , cuando se afana
Para haceros feliz un reino todo?
Guando de vos en derredor á oleadas
Se agolpan los placeres ?... Si importuna
Os fuere nuestra unión , en tierra estraña
Existencia y amor sepultaremos :
Nunca de allí ni nuestro nombre 6alga.
Calmad vuestros rigores , apiadaos ,
Señor , del llanto que mi rostro baña.
ESCENA V.
dichos, teodofretjo. (Teodqfredo va á entrar en la
tienda cuando vé á Florinda á los pies del Reyf
y se detiene.)
Rodr. Pues ese llanto que tu amor demuestra ,
Ese ardiente rogar, aun mas me agravian.*
Mayor es el desprecio , y mas se irrita
Mi celoso furor. Dime , declara
Quién es ese mortal feliz ¿ qué digo ?
Desdichado mas bien , que tú , insensata ,
Prefieres á tu. Rey.
(24)
Teod Yo.
Rodr. ¡Teodofredo í
Flor. ¡Te pierdes, infeliz!
Teod. ¿Cuándo pensara
Que de mi propio Rey recibiria
El golpe atroz que el pecho me traspasa?
¿Vos? ¡ó cielos! á quien de la inocencia
Fian la protección las leyes santas ,
Seducís á mi esposa , y no pudiendo
Lograr su amor, osáis amenazarla?
Buscad , señor, buscad otras mugeres
Que fáciles se os rindan : á su infamia
Bastantes hallareis que ansiosas corran;
Pero dejad á la -virtud, dejadla.
Rodr. Yo de Florinda la virtud no ofendo;
Su esposo anbelo ser y al solio alzarla.
Teod. ¿Su esposo, me decís?... En mí lo tiene.
Rodr. Aun no prestó su fé sobre las aras.
Teod. Su palabra ha empeñado y es bastante.
Rodr. Mi poder la dispensa de guardarla.
Teod. No os puede obedecer.
Rodr. ¿Quién lo prohibe?
Teod. Su cariño , su honor.
Rodr. ¿Cuando lo manda
Su Rey , podrá?...
Teod. Mandáis en nuestras vidas :,
Mas no podéis mandar en nuestras almas.
PiOdr. Al menos arrancándote la tuya
Haré ver que no en vano se me ultraja.
Teod. Tomadla , vuestra es , pero mi muerte
Os cubrirá de oprobio : vuestra fama
Irá manchada á los remotos siglos ;
Odiarán vuestro nombre. Cuando España,
Dirán , á la barbarie , á los furores
Se veia del Árabe entregada ,
¿Qué hizo entonces su Rey? Muertes, divorcios,
Violencias, tales fueron sus hazañas. (Rodrigo
enfurecido hace ademan de echar mano
á la espada cuando salen el Conde y Tul-
ga. Al verlos se contiene.)
(25)
ESCENA VI.
DICHOS, DON JULIÁN, TULGA.
Juli. Ya al escuchar la dulce recompensa
Que hoy al valor vuestra bondad señala ,
Llenos de ardor los nobles campeones...
Mas ¿qué miro?... ¡Tú lloras! ¿Qué desgracia?
Flor. Señor , ya acaba su carrera el dia ;
Y antes que el velo de la noche caiga
A Jerez permitid que me retire.
Juli. Sí, te retirarás; mas antes habla:
¿Por qué en llanto te encuentro sumergida?
¿Por qué turbado allí Rodrigo calla ?
Y ¿por qué Teodofredo mal reprime
Ese furor que su semblante inflama.
Teod. Conde , secretos hay tal vez que á todos
No es dado conocer \ sin mas tardanza
Retírese Florinda.
Juli. ¿P°r ventura
Flerinda criminal?
Teod. ¡ Ah ! su acendrada
Virtud no mancilléis con vil sospecha :
Mas que la luz del sol es pura su alma.
Juli. ¿ Pues qué horrible misterio se me encubre ?
¿Por qué debo ignorar?... Señor , las ansias
Calmad de un padre : descubridme...
Rodr. Conde ,
Retiraos.
Juli. ¿Seréis quizá la causa
De la aflicción de mi hija ?
Rodr. ¿Yo?
Flor. Partamos
Al punto , padre mió : ya mi estancia
Aqui funesta...
Juli. ¡Cielos! ¡qué sospecha!
Sí, partamos, Florinda; nada, nada
Pretendo ya saber... Si verdad fuese...
Mas no es posible, no..! Sospecha vana,
(26)
Déjame por piedad; y si eres cierta
Nunca á tu claridad mis ojos se abran.
ESCENA VIL
RODRIGO, TULGA.
Tulga. ¿Hablasteis?
Rodr. Sí.
Tulga. ¿Florinda?...
Rodr. Me desprecia.
Tulga. ¡Qué! ¿el trono?...
Rodr. No la vence.
Tulga. Su constancia
El tiempo humillará.
Rodr. Mas tu no sabes
Hasta qué punto mi desaire alcanza.
Tulga , tengo un rival.
Tulga. ¿ Quién ?
Rodr. Teodofredo.
Ambos 9 Tulga . se adoran •, y él me ultraja
Con insolente orgullo , haciendo alarde
Del triunfo de su amor.
Tulga. • Señor , venganza.
A un tiempo castigad al atrevido
Y lograd la pasión que os avasalla.
Harto habéis hecho ya : retrocediendo
Débil seréis y os cubriréis de infamia.
Rodr. Pero ¿qué debo hacer?
Tulga. Ya de la noche
Se avecinan las sombras \ esa ingrata
Que así se atreve á despreciaros , pronto
A Jerez volverá. Con gente armada
A su encuentro saldré ; y aunque su escolta
Intente resistir, arrebatarla
Lograré de sus manos... No os inquiete
Teodofredo : en la lid debe mañana
Hallar seguro fin : el celo mió
Lo dispondrá, señor...
Rodr. ¡Yo maldad tanta
(27)
Pudiera consentir I No , Tulga j nunca.
Tulga. De un insolente subdito la audacia
¿Dudareis castigar? Si os ha ofendido ,
Ya es criminal , su muerte es necesaria.
Mas si á Florinda resolvéis cederle...
Rodr. : Cederla yo!
Tulga. Por su desden cansada
Quizá vuestra pasión, pudiera...
Rodr. ¡ Ay ! Tulga !
Mas que nunca mi pecho la idolatra.
Tulga. Pues ¿qué os detiene? Si los altos dones
Con que la brinda vuestro amor rechaza ,
¿Será justo que vos de su porfía
Víctima padezcáis?... No, su constancia
Ceda á la vuestra , humíllese su orgullo
Ante vuestro poder.
Rodr. ¿Dónde me arrastras
Con tus consejos , Tulga? En vano, en vano.
Tulga. Pues bien , señor, venceos, olvidadla ;
Déle feliz su mano Teodofredo ,
Goce ufano su amor ; y amancillada
Vuestra alta dignidad , ambos se mofen
De los pesares vuestros , ambos hagan
Alarde de su triunfo. Muestre al veros
Un soberbio rival la faz bañada
En insultante risa , publicando
Con gozo criminal vuestra desgracia.
Rodr. Antes la muerte atajará su crimen.
Ya, Tulga, sigo tus consejos; marcha,
Entrégame á Florinda , apruebo todo ;
En tu fidelidad mi amor descansa.
ACTO TERCERO.
Es de noche. Al descorrerse el telón se oye una recia
tempestad que se aumenta por grados. Dos lámpa-
ras alumbran el interior de la tienda.
ESCENA PRIMERA.
TULGA , Solo.
¡ \_J noche pavorosa ! La tormenta
Llena de horror mi pecho. El cielo mismo
Ya me anuncia su cólera , y acaso
Sobre mí lanza el rayo vengativo.
Consejero falaz ,, al crimen pude
Arrastrar á mi rey \ raptor inicuo ,
Osé poner mis manos delincuentes
Sobre la virtud misma : ni su hechizo
Logró moverme, ni su tierno ruego. {Se oye un
trueno muy fuerte. )
¡ O Dios ! Crece el horror : con ronco ruido
Retumba el trueno : por el ancho espacio
Surcan sin fin los rayos... Mas ¿qué miro?
¿ Quién es aquel que presuroso y lleno
De espanto llega aquí?... ¡Cielos! ¡Rodrigo.
¡En qué estado ! La frente sin diadema,
Erizado el cabello... j Ah ! ¿cuál motivo?
ESCENA II.
tulga , rodrigo desvaporido.
Rodr. No me sigas, imagen espantosa ,
No me atormentes mas... ¡Cielos divinos!
Calmad vuestro furor.
Tulga. Si un fiel vasallo...
(29)
Rodr. ¿Quién es? ¿Tulga?... jAh, traidor! ¿Y aliado mío
Te encuentro aun ?m Qué nuevo crimen vienes,
Malvado , á proponerme ?
Tulga. Por serviros
Yo '
Rodr. ¡Servicio funesto! Aparta, aparta,
Huye lejos de mí»., j Cielos! ¡Si ha sido
Un sueño, una ilusión!... ¡Ah! vuelve, vuelve,
Tulga. '
Tulga. Señor...;.
Rodr. Respóndeme ¿la has visto?
Tulga- ¿ A Florinda? Pues qué, ¿no habéis llegado
A la apartada tienda do yo mismo
Cerca del Lete la llevé?
Rodr. Sí, cierto.
Llegué, la ví... Mas ¡ay! ¡yo me horrorizo!
Allí queda postrada, moribunda:,
Quizá ya ha dado el postrimer suspiro.
Tulga. ¡ Ah ! señor j ¿ qué decís ?
Rodr. Escucha. Lleno
Del pavor que precede á los delitos,
Hacia alia me encamino... La tormenta
A bramar empezaba; y al sombrío
Fulgor de los relámpagos , mi planta
Entre las sombras con afán dirijo.
Crece marchando mi temor, y cuanto
Mas me acerco á la tienda mas vacilo.
Llego ^ alejo á las guardias, entro.... Al verme
Se alza Florinda horrorizada... nn grito
De espanto lanza , y á mis pies llorosa
Se arroja , y los estrecha , y con suspiros ,
Y contristes sollozos, ruega, implora,
Y apiadarme procura... ¡ Ah! Yo la miro
Postrada , casi exánime , y mas bella
Se muestra en su dolor. Mudo , indeciso,
Quedo cual frió mármol; mas de pronto
El trueno con horrísono estampido
Me asorda y estremece : airado el viento ,
Rasga girando en raudo torbellino
La tienda y la destroza : estalla el rayo
(30)
Y cae á nuestros pies : mortal deliquio
Deja postrada á la infeliz Florinda...
Huyo, sin saber donde, pero el rio
Detiéneme en su fuga con sus ondas
Que agitadas me cercan... j Ay! cumplido
Entonces , Tulga , imaginé mi sueño.
Ciego en mi confusión , lucho , resisto >
Y libróme por fin... Aquí mis pasos
Que acelera el espanto raudo guio ;
Y estremecido y delirante , llego
Detestando mi amor... j Yo el asesino
Soy de Florinda!
Tulga. j Y qué! Porque á un desmayo
A impulsos del dolor haya-eedido,
¿Ya muerta la juzgáis ?... Señor , calmaos f
Piecobrad la quietud. Si ese cariño
Estraviaros logró, ¿quién no disculpa
Los deslices de amor? ¿quién de su hechizo
Pudo nunca librarse? Mas ya cesa
La fiera tempestad , y sus sentidos
Tal vez Florinda recobrando...
Rodr. . Tulga,
Corre, no pierdas tiempo... mi delito
Intento reparar... ¡ Ah! j Plegué al cielo
Qae ya tarde no sea! Vuela, amigo ;
Abjuro mi pasión : quiero á su amante
Unirla en lazo conyugal yo mismo ;
Quiero que honores y riquezas borren
La,negra injuria que... j Cielos divinos E "
Su padre llega aquí.
ESCENA III.
DICHOS, JULIÁN.
Juli. j Señor , justicia ,
Venganza!
Rodr. ¡Conde!.. ¿Vos?... ¿Con cuál motivo
Venís?...
Juli. Con el mas justo « el mas sagrado :
La ofensa de mi honor.
(31)
Rodr. ¿Pues qué?...
Juli- - Un inicuo
Ha osado envilecer aquestas canas ,
Me ha cubierto de infamia , hecho el ludibrio
Del universo todo > me ha robado
A Florinda , señor.
Rodr. Y ¿ quién ha sido
£1 audaz que...
Juli. : Miradle: él es. .{Señalando á
Tulga. )
Tulga. ¿Yo?
Rodr. ¿Tulga?
Juli. Sí , tú de I03 raptores el caudillo
Has sido , Tulga , tú : mal te encubriste ,
Y á pesar del disfraz te han conocido.
Tulga. Señor , ¿creeréis una calumnia?...
Juli. t Y
osas
Negarlo todavía ?
Tulga. Y ¿qué testigos?...
Juli. Tus satélites mismos que la escolta,
Al querer defenderse , mal heridos
En él campo dejó : todos te acusan
Cual gefe suyo. Di, raptor indigno,
¿A dónde mi hija está? ¿qué hiciste de ella?
Vuélvemela... Señor, justicia os pido, (Se arro-
dilla. )
A vuestros pies la implora un triste padre ;
No dejéis este crimen sin castigo.
Rodr. Conde... alzaos... Florinda á vuestros brazos
En breve tornará... Si un estravio
Pudo arrastrar...
Tulga. ¿ Qué hacéis? (Interrumpién-
dole. )
Rodr. . Salgamos, Tulga,
Su vista acrece mi cruel suplicio. (Transe ño-»
drigo y Tulga -precipitadamente. )
(32)
ESCENA IV.
J TI l 7 J
JULIÁN, ÍOÍO.
OÍ O 31 c> 1 i
¿Qué es esto?., ¡así me deja!... ¡Y cuando vengo
Justicia á demandar , niega el oido
A mis fundadas quejas ! ¡ Y á su sombra
Triunfar á mi ofensor impune miro ,
Bañando el rostro en insultante risa!
¡ O venganza! ¡O dolor! ¡Un favorito
De nuestro honor á su querer dispone ,
Y mas que el llanto paternal , sus vicio9
Encuentran protección !
ESCENA Y.
JULIÁN? TEODOÍREDO.
Juli. ¡ Ah , Teodofredo !
Llega : tú á quien gozoso dé bijo mió
Dar el nombre pensaba ^oyé mi afrenta.
Teod. Todo lo sé... Decid ¿ dó está Rodrigo?
¿Dónde el traidor? ^
Juli. Mis quejas desoyendo
Hora de aquí se aleja.
Teod. Y ¿habéis visto
Al raptor de Florinda , y vuestra espada ?
Juli. A Tulga he visto? es cierto: su castigo
Demandé? mas en vano¿
Teod. ¡ Tulga ! Y ¿ cuándo ,
Cuándo á tal se atreviera , si el Rey mismo...
Sabedlo todo ya, Conde, robada
Florinda por sus órdenes ha sido.
Juli. ¿Qué dices, Teodofredo? ¡ Ah! nó , te engañas.
Teod. i Pluguiese á Dios ! Rodrigo poseido
De funesta pasión , quiso á Florinda
Astuto seducir: sus artificios
Se estrellaron empero en las virtudes
De vuestra infeliz hija. Yo- al inicuo
H
(33)
Ví; yo la defendí. Víctima acaso
De su cruel furor hubiera sido
Si no llegarais vos en tal momento.
Jidi. ¿Qué escucho? ¡Eterno Dios! ¡Por qué á los filos
No perecí del musulmán alfange
Antes que ver así mi honor perdido!
Teod. He aquí el funesto arcano que mi pecho
No os quiso revelar .• el amor mió
Prefirió sepultar en el silencio
Tan criminal acción , al dolor vivo
Que os debía causar ;, mas de vengarnos^
No de callar, es tiempo ya.
Juli. ¡Y existo
Después de tal afrenta! ¡Hija querida!
Donde', dónde estarás? ¿Dónde Rodrigo
culta te tendrá?... Voy... Todo el campo
Escuchará mis fúnebres gemidos,
Verá mi acerbo llanto j y si insensible
No es al dolor d« un padre... Mas ¿qué miro ?
Me engaño, ó no es aquella?... Sí.*. ¡Florinda!
ESCENA VI.
dichos, florinda. (Se ve á Florinda en el fondo
correr incierta sin velo y con el pelo tendido.)
Flor. ¡Infeliz! ¿Dónde voy? ¿Dónde dirijo
Mis vacilantes pasos?
Juli. Hija. (Corriendo hacia ella.)
Flor. ¡Padre!
¡Padre amado!... ¿Sois vos?... Salvadme... Espiro.
(Cae desmayada en los brazos de su padre
y Teodofredo que acuden á socorrerla.)
Juli. ¡Cielos!... Muere en mis brazos... en sus venas
Siento helada la sangre... un sudor frió
Le cubre el rostro... ¡ó Dios!., vuelve en tí, vuelve.
(Florinda vuelve poco á poco en >i. )
Flor. ¿Dónde estoy?.. ¡Padre!... y ¡vos!.. ¡Ah! ya respiro.
Al fin os vuelvo á ver... Pero ¿ijué objetos
Miro en torno?... Esta tienda. ¡ Ah! padre mió,
3
(34)
De aquí «acadme por piedad , laeadme.
La maldad me persigue en este sitio.
Teod. No, Florinda, tu padre te defiende,
Teodofredo también ; y aunque Rodrigo
Viniere osado...
Flor. ¿Qué pronuncias?... Calla.
Rodrigo... j Odioso nombre!... ■ Qué , el inicuo
Todavía respira?... Y ¿pudo el rayo
Perdonar á ese monstruo? ¡O Dios! Tu auxilio
Mi inocencia salvó; mas ¿cómo impune
Dejas á mi ofensor?
Juli. ¡Monarca indigno!
¿Es este el premio del valor? ¿es este
El justo galardón de mis servicios ?
Digno heredero del cruel Vitiza,
Sacrilego como él , bárbaro , impíoj
Pues ya el honor me has arrancado , toma
Este resto de vida que abomino.
Completa tu obra , ven , saca el acero
Y clávalo en mi pecbo ; enrojecido
Con mi sangre , en la sangre de Florinda
Sumérgelo después : á un tiempo mismo
Al padre y á la hija asesinando,
Pon el sello á tus bárbaros delitos.
Al cielo subirán nuestros clamores,
Venganza pedirán : su atroz castigo
Descienda sobre tí; y ¡ ojalá pueda
Presenciarlo en mis últimos suspiros!
Teod. Sí, lo presenciareis... Mas muera solo
El criminal Rodrigo : también mios
Vuestros agravios son...
Juli. No , Teodofredo;
Huye lejos de mí , y á mi destino
Déjame abandonado. Olvida, olvida
A esta infeliz que á tu valor invicto
Un dia prometí: busca otra esposa
Que te merezca mas, que su honor limpio
De toda mancha haya guardado. ¡Ay! mi hija
Lleva la afrenta y el baldón consigo.
Teod. ¿Qué proferís, señor? La virtud pura
(35)
Adquiere resistiendo mayor brillo.
¿Qué fuera del Honor , si cuando espuesto
Se encuentra á los embates del inicuo ,.
Su esplendor y pureza se perdiesen
Solo porque le hubieren combatido?
Quede sin "él la que cediere , y tenga
La que sepa vencer valor mas digno.
Juli. No así juzgan los hombres : su injusticia
Confunde la virtud con el delito ,
Y es siempre criminal solo el mas débil.
Flor. Pues bien, señor, si ya tan solo sirvo '.
Para vergüenza vuestra , este es mi pecho :
Herid. .
Juli. ¿Qu^ dices?... j Ah!... ¡Yo tu asesino!
Hija querida , no , yo no te culpo ,
Culpo á tu suerte... O tií , de mi cariño
Único objeto , ven , ven á mis brazos.
Deja que en esa frente donde quiso
El crimen estampar su sello odioso ,
Hora trémulo imprima el labio mió
El ósculo de amor : deja que corra
Por tu rostro mi llanto , y confundido
Con él tu llanto j la afrentosa mancha
Lave del deshonor.
Teod. , jO llanto indigno
Que acrecienta la injuria y no la borra !
{ Osáis llorar , señor , cuando es preciso
Pensaren la venganza?... Tal flaqueza...
Juli. Lloro, es verdad; pero de sangre un rio
Costará cada lágrima que vierto.
Sangre pidiendo está mi honor perdido,
Y sangre correrá.
Flor. Si es necesario
La mia derramar , en sacrificio
Os la ofrezco, señor, corra, y en ella
Mi pálido cadáver sumergido...
Teod. Nó , vivirás , Florinda , y á tus plantas
y Verás á tu ofensor. Siga el destino
De los monarcas godos que á la tumba
Con desastroso fin han descendido.
(36)
Rodligo ya no es Rey : en él no veo
Mas que un usurpador , un asesino
De su propio Monarca : él á Vitiza
Del trono derribó : privó á sus hijos
De la herencia legítima: insolente;
Hora se entrega á la maldad , al vicio
Con mayor desenfreno :, pues bien , caiga
De un puesto ya de que se muestra indigno.
Jitli. Sí , caiga... Vamos, y do quier le hallemos
Allí nuestros aceros vengativos
El alevoso pecho le traspasen
Con mil y mil heridas. Su castigo
Presencie el campo todo \¡ correr vean
Todos su sangre , y el atroz motivo
Conozcan á la par de tanto arrojo.
Saldrán, no hay que dudarlo, en nuestro auxilio
Mis numerosos fieles partidarios-,
Y tras ellos saldrán cuantos caudillos
En odio oculto de Rodrigo ardieren.
Tu , guíalos después al enemigo j
Y véante esgrimir con mayor fuerza
Tu acero en sangre del tirano tinto.
ACTO CUARTO
El teatro representa un sitio retirado cercado de árbo-
les: sigue la noche.
ESCENA PRIMERA.
■
JULIÁN, EGERICO.
A , ' • - .
Eger . ¿XXdónde ansioso con ligera planta
Te diriges, ó Conde? ¿Adonde ciego,
Lejos del campo godo te encaminas,
Soló , ultrajado y sin venganza huyendo ?
Juli. Huyo, Egerico , sí: Rodrigo triunfa j
Frustróse mi venganza. Teodofredo
De imprudente furor arrebatado,
Lanzóse en vano á traspasarle el pecho
En medio de su guardia: el triste yace
Cargado de cadenas : por tu celo ,
Por el celo y valor de mis parciales
Suerte igual evité; y huyo cubierto
De oprobio , sin honor , perdida mi hija,
Sin designio y sin guia... j Injusto cielo!
Hé aquí como oprimiendo al inocente
Dispensas tu favor sólo al perverso.
Eger. No, su justicia lucirá. ¿No has visto
Cual en tu auxilio rápidos corrieron
Mil y mil defensores? ¡Cual el odio
Se entrevio mal oculto! ¡cual el fuego
De indignación en las airadas frentes
Brilló al oír tu agravio? Allá los dejo
Reunidos aun: en son confuso
Murmurando se quejan, y dispuestos
A todo están por tí. Conde , detente.
El sitio es favorable: aquí con ellos
(38)
En breve tomaré: con ellos puedes
Concertar tu venganza en el silencio
De la callada noche»
Jitli. Sí , Egerico ,
Vé, no tardes... Mas di: ¿Dónde rae encuentro?
¿Qué sitio es este?
Eger. El estendido llano
Que el campo musulmán del campo nuestro
Separa.
Juli. Sí , es verdad , le reconozco.
Campo de gloria donde ayer mi acero
Terror fué del infiel : no ya con sangre ,
Solo á regarte con mi llanto vengo.
¡ Ah , si al pisarte el bárbaro Rodrigo
Te abrieses sepultándole en tu seno !
Mas nó : tú le reservas los laureles
De victoria inmortal : su nombre eterno
Mañana harás; y en tanto que á remotos
Climas mi agravio y mi vergüenza llevo,
En ruedas de marfil aquí dichoso
Mi ofensor truinfará... ¿Quién? ¿él?... Primero
Caiga á los pies del musulmán y caigan
Cuantos por él lidiaren... ¡ Ah! Ya veo
Camino abierto á mi venganza... Horrible ,
Execrable será : muertes , incendios ,
Males sin fin engendrará... No importa:
Perezca España , el mundo, si me vengo.
Corre , vuela , Egerico , al campo moro,
Habla y dile á Tarif que aquí le espero ;
Que venga al punto , que á su gloria importa
Esta privada conferencia... Luego
Reúne á mis parciales y á este sitio
Condúcelos también... mas solo aquellos
Que allá en su corazón odio implacable
Han jurado á Rodrigo^.. Sigiberto ,
Evanio , Edon , Sifredo , Leovigildo ,
Y cuantos fieles á seguirme...
Eger. Entiendo ;
Penetro tu designio. ¡ Alta venganza ,
Digna de tí . y á prepararla vuelo !
(39)
ESCENA II.
JULIÁN, Solo.
Sí > yo me vengaré ; ya lo he jurado ,
Y lo vuelvo á jurar... Mas ¡ay! deseo
Impaciente y fatal ¿á cuál delito
Me quieres arrastrar? ] Qué! ¡Todo un pueblo
Víctima habrá de ser de mis rencores!...
¡ Por uno que me ofende , al Sarraceno
La patria entregaré I \ Cielos ! Ya miro
Caer en esta orilla á los guerreros
Que combaten por ella •, y sangre y luto
Do quier sembrando el bárbaro agareno !
¡ Al godo vencedor de las naciones
Miro arrastrar de esclavitud los hierros!
¿Por quién?... Por mí... No, mi venganza abjuro.
Reina, Rodrigo: de la patria siento
La voz irresistible que encadena
Mi furor y te salva... Reina, y lejos
De tí , mi afrenta llevaré conmigo,
Llevaré mi deshonra... ¿Qné profiero?
¡Yo vivir sin honor'.... ¿Dónde, en qué climas
Sepultaré mis penas?... ¡Ah! si eterno
Fuese tu velo, ó noche!... pero el dia
Vendrá > y á todos en mi frente impreso
Mostrará mi baldón , y señalarme
Do quier con mofa me veré... No hay medio
Ser infame ó vengarse, esta la suerte
Del ofendido es solo: si no puedo
Nada por mi, donde hallo mi venganza
Allí mi patria está... Mas pasos siento...
El es... ^ Qué voy 4 hacer?... Temor indigno,
No me acobardes mas... Cruel recuerdo
De mi ultrajado honor , y tú, Florinda ,
Doblad ahora mi furor primero.
¿Venganza me pedis?... Pues á vengarme...
Furias que me agitáis , ya os obedezco.
(40)
ESCENA III.
JULIÁN ? TARIF , MOROS.
Tarif Cristiano^ ¿qué me quieres?
Juli. Di: ¿deseas
Alcanzar la victoria?
Tarif. Yo la espero.
Juli. Y ¿quién del triunfo asegurarte puede?
Tarif. El valor de mis ínclitos guerreros.
Juli. No da el premio al valor siempre la suerte.
Tarif. No conozco mas suerte que mi acero.
Juli. Otro camino encontrarás mas fácil.
Tarif. Y ¿ cuál pudiera ser ?
Juli. Yo te lo ofrezco.
Tarif. ¿Tú?
Juli. Yo.
Tarif. i^° eres aquel que ha poco en Tingis
Por Rodrigo mandaba ?
Juli. Soy el mesmo.
Tarif. ¿No fué por tí la escuadra derrotada
Del valiente Abenzaide?
Juli. No lo niego.
Tarif. ¿Y me ofreces?..,
Juli. ¿ Conoces la venganza?
Tarif. De un africano el implacable pecho
Siempre la amo.
Juli. Pues bien , ella te entrega
Hoy por mí mano el español imperio.
Un agravio... Permite que lo calle :
Harto pronto en mi mengua al universo
La fama lo dirá 5 pero publique
Mi afrenta y mi venganza al mismo tiempo.
Corre , Tarif 5 reúne tus escuadras ;
Y antes que lance su esplendor primero
La luz del sol , al campo de Rodrigo
Lleva la destrucción. Parciales tengo
Que abrazan mi querella , y que á seguirme
Dispuestos hallaré... Junto con ellos
A tus filas pasando > la victoria
(41)
Que mal segura tienes llevaremos ;
Y Rodrigo que ya del noble lauro
La sien se ciñe en lisongero sueño ,
Rotos cetro y corona , ante iriis plantas
Caiga exhalando el postrimer aliento.
Tarif. jO justo Alá! No en vano prometiste
Al Árabe ensanchar su vasto imperio '
Sobre cuanto en su cutso el sol alumbra.
Tu mano reconozco... Rien , acepto
Tus ofertas, cristiano ; pero dime :
l Cuál debe ser de tu servicio el premio?
Juli. No recompensas , desagravios busco.
Nada exijo de tí:, mas los guerreros
Que á seguirme se atrevan, abandonan
Honores y riquezas...
Tarif. Yo prometo
Que á par de los caudillos musulmanes
Premiados quedarán. Adiós :, ya vuelo
A disponer mis tropas.
Juli. En mí fia.
Tarif. En tí , en mi alfange , en el profeta espero.
ESCENA IV.
J U LIAN , SOIO.
Echado el fallo está ; ya no vacilo.
Dudas , vano temor , remordimientos,
Huid lejos de mí: si es crimen, solo
Cabe tal crimen en heroicos pechos,
.ai
ESCENA V.
■
JULIÁN, EGERICO , PARCIALES DE JULIÁN.
■
Eger. Hé aquí, Julián, los partidarios fieles
Que á vengarte ó morir están resueltos.
Ya tus agravios saben , é indignados,
A tí en justo furor llegan ardiendo.
Part. i.° Todos tu causa sostener juramos.
(4-2)
Part. 2.° Habla, noble Julián: ¿cuál es tu intento?
Juli. j Ah ! ¿qué podré decir cuando á mostrarme
Me atrevo apenas de rubor cubierto ?
Ved aquel Conde que á la fama un día
Dio asunto en los combates , que el primero
Fué entre los nobles Godos acatado ,
Vedle proscripto , deshonrado , huyendo ,
Llorando su ignominia. Y ¿quién osara
Con torpe injuria amancillar el bello
Esplendor de mi nombre? ¿Quién? El mismo
Que os hizo ya mil veces triste objeto
De su altiva insolencia ; el que , cual muchos,
Un noble siendo solo , al trono escelso
Quisisteis elevar. ¡Ingrato! ¡Oh como
Paga tanto favor '. ¿ Acaso os debo
Vuestras injurias recordar? Ya de ellas
Os oí murmurar , mas en secreto.
•Y qué , sufrir , siempre sufrir ! con obras,
No con quejas , se vengan los guerreros.
Con obras , pues, mostremos quienes somos.
Mas no a la sombra de traidor silencio , .
Urdiendo ocultas tramas, convertidos
En viles conjurados , esperemos
Una venganza obscura y poco noble
Del aleve puñal ó del veneno.
Alta y terrible nuestra empresa sea.
De lección a los reyes , de escarmiento
Sirva á los pueblos . y con susto el mundo
La recuerde y terror. Nuestros aceros
Prenda á Rodrigo de victoria fueran;
Hoy su ruina serán. El sarraceno
Nos espera , corramos : en sus filas
Con el naciente sol Rodrigo al vernos
Se estremezca y desmaye y convertidos
Mire en estragos sus triunfantes sueños.
Parí. i.° ¡Cielos! ¿Qué osas decir?
Part. 2.° ¡Congos infieles!
Juli. Oidme : tal designio , bien lo advierto ,
Se muestra odioso á vuestras almas grandes.
¡ Ah ! que no como yo clavada al pecho
Lleváis la flecha del reciente agravio.
No como yo punzantes los deseos
Sentís de la venganza... Mas ¡ay! pronto ,
Pronto en vosotros arderá su fuego.
Detestáis a Rodrigo : él no lo ignora;
Escrita ya vuestra sentencia leo ,
En su iracunda mente j.y cual proscripto
Contemplo, ya , cual onerosos hierros
Arrastrando en, las cárceles, cual dando
De vil verdugo á la cuchilla el cuello.
Y j feliz quien perezca! ¡O cuánto al noble
Le es mas dulce morir que ser viviendo
Objeto infame de baldón , juguete
Del capricho de un monstruo! Estremeceos
Los que vida logréis ; temblad ¡ ay tristes!
Los que tengáis esposas, los que al pecho
Las dulces hijas estrechéis. En vano '<
Las querréis ocultar: no hay encubierto
Asilo donde la torpeza infame
De Rodrigo no alcance : ni en el centro
De la honda tierra vivirán seguras j
Que arrebatarlas de los brazos vuestros
Allí sabrá también : dándoles muerte
Solo conservareis su honor ileso.
Part. i.° ¡O imagen espantosa!
Part. 2.° j Suerte horrible !
Eger. ¿Y nosotros ¡ó Dios! lo sufriremos?
Juli. Id, pues , dad á Rodrigo la victoria.
¿Qué digo, la victoria? ¡Hermoso sueño!
Pero sueno no mas. Fueron los días
De gloria y de poder: no ya trofeos,
Solo vergüenza en las marciales lides ■
• Recogerán los Godos. Ya su imperio }
Como alcázar ruinoso á la pujanza
Del fuerte Musulmán cae deshecho.
¿Quién salvarle podrá? No esos rebaños
De esclavos abatidos, á los riesgos
Mal avezados del sangriento Marte j
No vosotros que faltos ya de aliento,
Sin fuerza , al combatir por un tirano ,
(44)
La espada esgrimiréis, j Ah ! Teodofredo
Solo al destino contrastar pudiera
Con su potente brazo : bajo el peso
El triste ¡ó Dios ! de las 'cadenas gime. ,
Pío hay para España salvación : envueltos
En su ruina seréis ■> y á par con ella
A infame yugo doblareis el cuello.
Y j qué ! ¿lo sufriréis? ¿seréis esclavos
Cuando suerte mas próspera os ofrezco?
¿Presa del Moro dejareis que sean
Palacios , bienes , cuando de este recio
Temporal que amenaza sumergirlos
Podéis sacarlos á seguro puerto,
Y aumentarlos también? • Ab I que sin tasa
Nuevos honores y tesoros nuevos
Os miro recoger. Sí, por vosotros
Triunfará de Rodrigo el Agareno ,
Y solo por vosotros sostenerse
Podrá en el nuevo y afanoso imperio.
Reinareis en su nombre: á vuestras manos
Pasarán los despojos , los gobiernos
De los vencidos Godos , y á la cumbre
Llegareis del poder... ¿Qué mas? Del cielo
Ministros sois cuyo tremendo brazo
Lanza al abismo en su furor los reinos.
De Vitízá y Rodrigo los delitos
Llaman su maldición sobre este suelo.
Su maldición cayó. Con nueva -sangre
De otro mas grande y belicoso pueblo
La sangre goda envilecida tanto
Quiere regenerar. Su alto precepto
Siguiéndome cumplís. Do quier existan
Nos manda esterminar á los perversos.
Eger. Es justo } sí: mi voz á la voz tuya
Ya se une , Conde , y con airados ecos
Pide el castigo del tirano. Amigos,
Entre ser1 poderosos ó bien siervos
La elección no es dudosa. ¿Hay quien prefiera
A la justa venganza el cautiverio?
Part. i.° ¿Preferirlo? Jamas. ¡Ala venganza !
(45)
Todos. ¡ A la venganza , sí !
Juli. Sobre este acero
Juradlo , amigos.
Todos* Lo juramos.
Juli. Muera
Rodrigo.
Todos. Muera.
Juli. ¡O plácidos acentos !
i Cuan gratos penetráis el alma mia
Y el gozo le tornáis!... Mas los momentos y
Amigos , son preciosos. Egerico ,
Tú que del gran prelado de Toledo ,
Tu deudo y mió , los guerreros mandas ,
Vuela á su frente^ y td , fuerte Sigerto,
Y vosotros también , Edon y Evanio,
Marchad al punto á preparar los vuestros.
Cuando allá en el combate , ante las filas
Osado me presente , al son tremendo
De mi voz acudid : seguidme todos ,
Y fijad de la lid el trance incierto.
Eger. A obedecerte voy : venid , amigos. {J^dse Ege-
rico con varios guerreros : otros se que-
dan con el Conde D. Julián.)
.
ESCENA VI.
EL conde, godos, después teodofredo. {Se vé salir
por el foro á Teodofredo, sin casco y sin espada: al
ver á los Godos se va acercando d ellos poco á poco.)
Juli. Vosotros os quedad : fuérame espuesto
Donde manda Rodrigo presentarme.
Vamos al Moro. {Al querer partir ve á Teo-
dofredo. )
Pero ¿ qué guerrero
Nos viene á sorprender? Su muerte al punto...
¿Qué miro? ¡Eterno Dios! ¿No es Teodofredo?
Teod. Conde i ¿sois vos?
Juli. ¡Oh! ¿cuál propicio numen
Te vuelve á nuestros brazos?
(46)
Teod. Aun yo mesmo
Lo ignoro. En mi prisión entra nn soldado ,
Y dice : "libre estás , sigúeme." Intentó
Preguntar j no responde. A nuestra marcha
Nadie se opone : obscuridad y sueño
Do quier reinan en torno. Traspasado
De nuestro campo el límite: wal momento,
Dice mi conductor , á Hispalis vuela:
Allí sabrás quien resolvió tus hierros
Generoso romper , y con Florinda
Unido allí serás en lazo eterno.'*
Juli. Algún amigo fiel será sin duda.
Mi noble empresa favorece el cielo ,
Pues aquí te conduce.
Teod. ¿Cuál empresa ?
Juli. La mas grande y terrible J la que á nuestro
Detestable ofensor justo castigo
Va á dar en breve.
Teod. Hablad.
Juli. Sigúeme luego.
Teod. ¿Dónde?
Juli. ■ Al campo del Moro : la victoria
Le he prometido.
Teod. ¡ O Dios !
Juli. ¿ Qué ?
Teod. Me estremezco.
Juli. ¡Cómo!... ¿vacilas?
Teod. Escuchad : no ha mucho
Vibrar me visteis el ardiente acero
Contra ese vil raptor : aun en mi rabia
Le volviera á vibrar \ pero si debo
Con bárbara crueldad , con negro crimen ,
Culpados é inocentes confundiendo,
Vender á España, y entregar sus hijos
A manos del infiel... ¡ah! no, detesto
Tan pérfida traición : cómplice en ella
No me veréis jamás : morir primero.
Juli. Pues qué, ofendido, ¿dudarás vengarte?
Teod. Nunca contra mi patria yo me vengo.
Juli. ¿La patria, dices?... Por ventura ¿hay "patria
(47)
Donde Rodrigo impera? Mira el pueblo
A torpes vicios entregado , mira
Al capricho la ley obedeciendo ;
Sobre el desorden su grandeza alzando
Los turbulentos proceres sin freno \
Sin valor los soldados:, indefensas
Las plazas con sus muros en el suelo...
¿Es esto patria ?
Teod. Y vos , ved al Alarbe
Ciego entregado á su furor cruento ,
Muerte y desolación do quier llevando,
Hacer de España un espantoso yermo.
Los que el fuego perdona ó el alfange
Opresos ved en duro cautiverio.
Ved la cruz abatida y de Maboma
Sobre ella alzarse el estandarte horrendo;
Ved los sacros altares profanados,
Las vírgenes violadas en los templos...
¿Sabéis que vuestro Dios aquí se encuentra ;
Aquí vuestros amigos , vuestros deudos ;
Que este suelo* os dio el ser; que aquí reposan
Vuestros mayores en eterno sueño?
Y ¡ no hay patria decis ! j O Dios ! Y ¡ en ella
Os intentáis vengar! ¿Con qué derecho?
Siempre , para sus hijos , inocente
La patria debe ser: siempre á su acento,
' Sofocando discordias , solo hermanos
Debe en ellos hallar el estrangero. ( Empieza
a amanecer. )
Juli. ¿E impune dejas á Rodrigo?
Teod. Si otro
Castigo no hay , yo lo remito al cielo.
Juli. Quedarás desterrado y sin fortuna.
Teod. Mas libre del atroz remordimiento.
Juli. Bienes y honores te prometo.
Teod. ¡Infamia!
Juli. Piensa en Florinda.
Teod. j 0 Dios ! i Cruel recuerdo !
Pero no ha de vencerme, nó... dejadme:
Nunca, si es niia, lo será á tal precio.
(48)
Juli, ¡Infiel! ¡Y tú la amabas! ¡O abandono!
¡ O imperdonable crimen , mas horrendo
Que el crimen de Rodrigo! Vil perjuro ,
Ya te conozco al fin y te detesto.
Vé, sirve á mi ofensor: para vengarme
Yo me basto á mí mismo. ( Se oye á lo lejos el
ruido de los clarines que llaman á la ba-
talla. )
Compañeros,
¿Ois ? Suena el clarin : la seña es esta
De venganza y de muerte. jCuál os veo
De generoso ardor estremecidos
Anhelar el combate! A los protervos
Llevemos guerra y esterminio. Vamos*
Teod. ¿A dónde vais, malvados? Deteneos.
Juli. Aparta: busca á mis contrarios ; marcha
A combatir y perecer con ellos. (Váse<)
ESCENA VII.
TEODOFREDO, Solo.
Sí , yo combatiré : veréis mi espada
En la funérea lid brillar ardiendo
Terror de los traidores. Mil peligros
Do quier aquí me cercan ,•; mas el puesto
Aquí está del- honor , aquí la patria \,
>Su voz me llama, á defenderla vuelo.
Ya se acerca Rodrigo : aunque funesta
Pruebe su saña, sin temor le espero. (Sera Jn
completamente de dia.)
ESCENA VIII.
TEODOFREDO, RODRIGO, GUERTXEROS GODOS,
Rodr. Este es el dia, valerosos Godos,
En que con gloria terminar debernos
Tan prolongada lucha: el fiero Alarbe
Ya medroso lucir ve los aceros
(49)
Que en sangre tintos humillar lograron
Su altivo orgullo en el pasado encuentro.
Hoy destrozar sus bárbaras legiones ,
Hoy nuestra patria libertar debemos.
Aunque de Teodofredo el brazo ^ falte
Y de Julián...
Teod. *" Te engañas $ Teodofredo
Está aquí.
Rodr. ¿Cómo, tu?... ¿Y eres osado...
Infeliz, á pisar autt este suelo?
Teod. Me trae mi deber.
Rodr. A asesinarme
Vienes sin duda.
Teod. A defenderte vengo.
Rodr. ¿ No debias huir ? ¿ No te mandaron
Cuando esta noche libertad te dieron ,
Que tus pasos á Híspalis llevases ,
Y luego allí Florinda...
Teod. <fQüC oigo? ¡Cielos !
¿Acaso vos?...
Rodr. ¿Cuál otro abrir pudiera
De tu prisión las puertas?... Lo confieso:
Fui criminal : amor ptido un instante
Cegar mis ojos con su torpe velo ;
Y también te cegó J mas nó sé vengan ,
Solo perdonan los heroicos pechos.
Tuya será Florinda, hermosa, pura
Como la luz del Sol : mi odioso fuego
Sabré vencer con fortaleza.
Teod. ¡ O grande !
O magnánimo Rey... Conde, ¿qué has hecho?
¡Ah! vuelve, vuelve i á consumar no llegues
Tan horrible traición... Aun será tiempo... (Quie~
re salir.)
Rodr. ¿Qué dices? ¿Dónde vas?
Teod. Dejadme.,. ¡Ah! nunca
Lo lleguéis á saber.
(50)
■ '
ESCENA IX.
s
DICHOS, TULGA,
:
Tulga. Acudid presto :
Señor, traición... El injuriado Conde
Nos vende al musulmán : hacia sus puestos
Dirigirse le he visto. El traidor Opas j
Concita á la venganza á sus guerreros.
Todo es desorden , confusión.
Rodr, ¡O infames!
Hé aquí vuestras hazañas... {A Teodofredo.)
Tú... no puedo
Dudarlo ya, traidor, te preparabas"
A clavarme el puñal... De ese contento
No te quiero privar... hiere. ¿Qué tardas?
Si no tienes espada , yo te cedo
La mia:, tórnala... hiere. {Saca su espada y la
presenta d Teodefredo que la toma. )
Teod. La admito;
Mas en sangre del bárbaro agarenOy,([
En sangre de traidores hoy teñida ,
Tan solo la verás. El juramento
Con esa sangre sellaré y la mia i
De mi fidelidad. Fuertes guerreros ,
Marchemos á la lid.
Rodr. Ven á mis brazos.
Ambos unidos á lidiar volemos.
Mas si es fuerza morir , valientes Godoe ,
Vuestro monarca morirá el primero.
-
ACTO QUINTO.
ti -
El teatro representa el campamento de los Godos. A la
entrada de una tienda que sobresaldrá un poco y es-
tará hacia el proscenio habrá una pequeña eminencia
de césped , en forma de banco.
ESCENA PRIMERA.
FLORIMDA, Sola.
. , ! \r.t ¡\jielos! ¿Será verdad? El Moro triunfa ,
Huye vencidoel Godo... De este campo
Ya acometen las bárbaras legiones
El recinto indefenso... ¿Dónde amparo,
Mísera , encontraré? La vista mia
Causa á todos horror... De mí indignados
Se alejan ; y oigo de mi padre el nombre
Do quiera maldecir... Mil y mil labios
Le apellidan traidor... ¡Traidor!... Infames,
Mentís : no puede ser... Mas ¡ ay ! si acaso
En su ciego furor... La vil venganza
¡Qué crímenes no engendra!... ¡O Dios! Corramos
Do la triste Verdad de estas zozobras
Libre mi mente que resiste en vano
Creer tanta maldad... Mas Teodofredo...
¡ Ah! tú podrás al fin...
ESCENA II.
florinda , teodofredo con la espada en la mano.
Teod. ¡Odia aciago!
¡Dia funesto á la española gente!
¿ Dónde , Godos , huis ? Al Africano
Así cedéis cobardes !
#
(52)
Flor. ¡Teodofredo!
Teod. ¿Qué miro?... ¡O Dios!... ¡Florinda! Cielo santo,
¿Por qué á mi vista la ofrecéis? ¿No pudo
Antes la muerte?...
Flor. Y tú , también , ingrato ,
¿Huyes de mí, me ultrajas?... ¡Ah! ¿qué culpa?...
Teod. Satisfecha estarás : de tus agravios
Vengada quedas. Por do quier en torno
Contempla de los Godos destrozados
Los pálidos cadáveres , contempla
En sangre tintos los funestos campos
Donde la gloria y el poder de España
Con eterno baldón se han sepultado.
¡Todo, todo por tí'.... Gózate en ello}
Gózate, desdichada, en tal estrago.
Flor. ¿Qué profieres? ¡por mí!. .'Pues qué, mi padre...
¿Con que es cierto?... ¡Qué horror!
Teod. Llenos de espante
Ya ligeros buscaban en la fuga
Su salud los vencidos africanos.
Mas súbito de en medio de sus huestes
Sale tu padre , y con acento airado
Grita: w A mí, compañeros." A sus voces
Responde fiero el conjurado bando:
Venganza y muerte por do quier resuenan ;
Y Opas, y Edon, y Garcerán , y Evanio ,
Y otros y otros traidores, las espadas
Que puso España en sus aleves manos,
Vuelven contra su patria. Allí furiosos
A sus propios hermanos destrozando .
Siembran horror y confusión y muerte.
¿Qué vale ya el valor? Los mas osados,
Cercados de traidores , no distinguen
Cual es su defensor , cual su contrario \
Y creyendo lidiar por un amigo ,
Caen al golpe de traidora mano.
Desmaya el Godo, alienta el Sarraceno,
Que del susto primero recobrado ,
Con nueva rabia nos embiste altivo
En nuestra sangre su furor cebando.
(53)
En vano á contener su ímpetu fiero
Sobre sus huestes con furor me lanzo ;
Y en vano de Rodrigo el brazo fuerte
La espada irresistible fulminando ,
Con mil y mil hazañas muestra y abre
La senda del honor á sus vasallos,
i O desdichado Rey l La faz terrible,
En sangre todo y en sudor bañado ,
Yo le ví de Tarif á la fortuna
Invicto contrastar. Cercados ambos
De la inmensa morisma , con su sangre
La corriente del Lete acrecentamos.
¡Inútiles esfuerzos •> de que solo
Pudo glorioso fin ser triste pago !
"O Teodofredo , esclama el Rey, perdido
«Todo está ya: mi muerte en desagravio
»>De mi crimen atroz el cielo ordena j
«Mas no se gozarán los Africanos
»»En la deshonra mia , ni mi cuerpo
«Lograrán ultrajar con vil escarnio.*'
Dice y aguija á su bridón ligero ,
Ábrese entre los Moros ancho paso ,
Llega al rio , se lanza , y en sus ondas
Queda el triste por siempre sepultado.
Flor. En fin , ¡ murió Rodrigo! Justa muerte}
Pero débil castigo de un malvado.
No en el campo de honor debió con gloria
Dar el último aliento: cual esclavo
Debió sufrir , y en el oprobio...
Teod. Calla:
Hija de D. Julián ¿ qué osa tu labio
Aleve pronunciar? A tu venganza
¿ No basta tanto horror , tan grande estrago?
Rodrigo delinquió:, pero tu padre
Contra su patria al Moro acaudillando ,
Tu con risa feroz en las desgracias
Gozándote de España y aprobando
Tan pérfida traición...
Flor. Y f quién te dice
Que yo la apruebo, quién? En tan aciago ,
f 54 )
En tan terrible día , criminales
Son todos para mí , todos malvados ,
Todos horror me inspiran , y yo propia
A mí misma también me causo espanto.
El crimen me circunda , la ignominia
Me cubre , la aflicción sigue mis pasos.
Bien haces , Teoddfredo , odiarme debes :
Tu odio tan solo, tu desprecio aguardo.
Teod. ¡ Aborrecerte yo ! Yo que te quise
Con tari sineero amor...
Flor. ¿Qué has pronunciado ?
¡Amor , funesto nombre , que delitos
Me recuerda np mas! ¿Osas tus labios
Emponzoñar con él?... ¡Ah! si algún resto
Arde en tu corazón, de allí arrancarlo
Debes al punto , ó tiembla.
Teod. Sí , Florinda :
Es crimen esa voz én nuestros labios.
Vencedor el Alarbe , España opresa,
El cetro de Rodrigo hecho pedazos,
Tu cubierta de infamia, de ignominia...
Nada hay ya que esperar... En males tantos
No ya de amor, de muerte hablar debemos.
Flor. De muerte, sí... morir es necesario:
El sepulcro es mi bien, mi único asilo...
Y ¿á qué vivir , a qué? ¿Para ver llantos ,
Males , desolación , incendios, ruinas ,
Y todo por mi causa!,,. ¡Ay, triste!... En vano
Yo me diré inocente.., Por do quiera,
Las tumbas, los cadáveres , los campos, .".
Cobrando voz á mi ominoso aspecto ,
Fieros me acusarán... ¡Ah! que escuchando
Estoy ya en torno el lamentar doliente
Del oprimido pueblo , y entregado
Mi nombre escucho á execración eterna.
¿No lo ves? ¿no lo ves?... Ante mis pasos
El confuso tropel se precipita...
¡Cielos!... ¡Una mnger!... ¡Su cruel mano
En la sangre se baña de sus hijos
Y me ofrece sus miembros destrozado» .
(55)
w Tuyo es mí crimen» dijo : así tan 6olo
>» Logran ser libres los que hiciste esclavos."
Aparta , monstruo horrendo... ¿Qué me quiere
Ese pueblo de huérfanos y ancianos?
En torno mió con furor se agolpan
Sus ponderosos hierros agitando.
^Miradla ^ esclaman, la que al fiero moro
«Osó entregar su patria, la que atado
»»Nos tiene el cuello á la fatal coyunda^
w Por quien bienes , honor y culto santo
»» Hemos todos perdido... Caiga , caiga
»»La maldición sobre ella..." No, inhumanos,
Perdon(, perdón : mayor que el dolor vuestro
Es mi fiero dolor.
Teod. :0 Dios! /Qué insano
Uelirio te perturba /
Flor. Y tú , ¿ quién eres ?
¿ Por qué tu brazo está de acero armado?
¿ Contra quién lo destinas? Por ventura
¿Es contra mí? Pues hiere : será grato
El dulce golpe que mi mal termine
Mi aborrecible ser aniquilando. [Cae de rodillas
á los pies de Teodofredo. )
Teod. ¿Yo bañarme en tu sangre, yo, Florinda?
¿No me conoces?
Flor. (Como recobrándose, con cariño y abati-
miento. ) j Teodofredo caro !
¿Eres tú ?... Mira mi cruel tormento,
Mi horrible situación... Solo me es dado
Ya la muerte anhelar.
Teod. ¡ Desventurada !
Harto lo veo : tu destino infausto
El solo bien que te concede es ese.
Morir es tu deber. No de mis labios
Escucharás acentos que á la vida
Aun te quieran ligar : vivir amargo,
Mas que la muerte, horrible... Pero sea
Nuestra suerte común. Muramos' ambos ;
Que ni vivir tú puedes infamada,
Ni yo vivir tampoco siendo esclavo.
(56 )
Flor. Pues bien : ¿ qué tardas en abrir mi pecho ?
(Ruido de armas y de hombres.)
¿Escuchas el clamor? Por todos lados
Ños cerca el Moro ya: hiere... un instante
Aun puede este consuelo arrebatarnos.
Teod. • Ah ! que mi brazo no osa...
Flor. ¡Qué!... ¿Vacilas?
Teod. ¡Florinda!
Flor. ¿Y bien?
Teod. No puedo , no.
Flor. A mi mano
Fia , pues , el acero.
Teod. Qué , tú propia...
¿Tendrás valor?
Flor. ¿Lo dudas?
Teod. Pues ¿qué aguardo?
( Saca un puñal y se lo dd. )
Toma , y adiós por siempre : en el combate
Yo á perecer como guerrero marcho.
ESCENA III.
FLORINDA, Sola.
¿Tú perecer? No, no... vivir aun debes:
La patria telo manda... De tu brazo
Nuevos triunfos espera que su gloria
Y su poder le vuelvan... j Ah ', 6Í el hado
Propicio á tu valor... (Yendo hacia el lado
por donde se ha marchado Teodofredof
se oye ruido de espadas y de gente pe-
leando.)
Mas ya le Veo
Lanzarse á los feroces africanos
Que airados le circundan... ¡ Cuál su espada
Siembra en ellos la muerte y él estrago!
Huid , cobardes... ¡ Ay ' nuevos guerreros
Le asaltan... y otros... y su fuerte brazo
Ya cansado desmaya... Al lado suyo;
Vuelo, y un golpe nos traspase á entramboa..».
(57)
jO Dios! Cayó... cayó... Fieros , su cuerpo
Los vencedores bárbaros hollando ,
Se acercan ya... ¿Por qué mi brazo tarda
En desgarrar mi pecho? Esposo caro,
Florinda ya te signe... Hágame digna
Este golpe de tí. (Se hiere , y vacilando, va
á caer sobre el banco de césped que está
á la entrada de la tienda en el proscenio.
Al mismo tiempo salen Tarif y gran nú-
mero de sarracenos que acuden por todos
lados. Unos traen lanzas , otros alfanges,
otros teas ardiendo con las que incendian
las tiendas. Arde el campamento.)
ESCENA IV.
FLORINDA j TARIF , MOROS.
Tarif. Mahometanos,
Hijos ínclitos de África, el Profeta
La victoria nos dio. De gloria el canto
Alzad al sumo Alá que el señorío
De España entrega al fuerte Mauritano.
Triunfad , y de este campo los despojos
Hoy recompensen vuestro ardor bizarro.
ESCENA V Y ULTIMA.
i
DICHOS, JULIÁN Y CONJURADOS GODOS.
■
■ I : I »b<
Juli. Mi palabra cumplí , noble Abenzarca,
Ya es tuya la victoria, y yo vengado
Quedo del vil Rodrigo. ¿Con qué gozo
Estrecharé á Florinda entre mis brazos !
¡Ah! ¿Dónde la hallaré? {Viendo á Florinda
caída sobre el banco con las ansias de la
muerte. )
Pero ¿qué veo?
¡Una muger!... ¿No es ella?... ¡Ay! espirando
La desdichada está. (Se acerca con precipita
(58)
don. Los Godos también se acetcán , al-
zan un poco á Florinda y la sostienen. )
Flor. ¡Padre!
Juli. \ Hija mía !
Tarif. ¡Hija suya! (Tarify muchos de los suyos se
acercan. Todos los personages se colocarán
formando un grupo.)
Juli. ¡O dolor ! ¡O impíos hados!
¡O cielo inexorable! ¡Crudo golpe,
Que todo mi placer convierte en llanto !
¿Quien el bárbaro fué?...
Flor. Yo he sido , ¡ ó padre !
Yo... Detestó el furor que os ha inspirado
Tan pérfida traición... Sí... yo aborrezco
Vuestra venganza horrible... Por mi mano
Yo misma me castigo, pues la causa
Soy de tantos horrores... Padre amado...
A Dios... y plegué al cielo en sus bondades...
Enmendar vuestra culpa... y perdonaros. (Cae
muerta. )
Juli. ¡ Ah!no morirás sola, que este acero
A tí me juntará. (Saca la espada y quiere
pasarse con ella. Tarif y los suyos se lo
estorban y le desarman. )
Tarif. Tente , insensato.
Juli. No me detengas, bárbaro, la muerte
Es ya el único bien que ansioso aguardo.
Tarif. Harta dicha es la muerte á los traidores.
A tus remordimientos entregado
Queda en castigo de tu horrendo crimen.
Juli. Y ¿osas, perverso, tú, vituperarlo?
Tarif. Aprecio la traición cuando me es útil f
Y al infame traidor odio declaro.
Juli. Hé aquí el fruto cruel de mi venganza.
Odio , ultrages , desprecios... ¡ Desdichado !
Si he vendido á mi patria, ¿qué otro premio
Debo esperar de mi delito infando ? *
{Cae abismado á los pies de Florinda. )
FIN DE LA TRAGEDIA.
■ . ■ , ■
I
'^kiS Vil»
. ■ ■ ' . i ;
Vi I ' . •
uelve á mis manos descuidada lira ,
Vuelve , y tras luengos año»
De medroso callar y triste olvido,
Deja que pulse tus doradas cuerdas ,
Dando con libre acento
Himnos de gozo y gratitud al viento.
'.
Que no fué tuyo con servil lisonja
Al procer orgulloso
oores tributar, que en alta silla
Insulta ulano al ínleliz opreso;
Y goza en su desgracia ,
x de verle sulrir nunca se sacia.
■
Mas / hora acaso en el inerte polvo
Uciosa yacerías
Cuando en mi pecho de entusiasmo henchido
Siento que hierve el apolineo fuego,
Y con voz prepotente
Cantar me manda á la beldad clemente?
j Beldad ! ¡ alma beldad ! tu frente pura
El trono es del consuelo ,
Tus ojos grata mansedumbre vierten ,
Tu boca es nido de placer y amores,
Y tu acento sonoro
Es la armonía del celeste coro.
{ 60 )
j Pues qué si al cielo concederte plugo
De esplendente diadema
El brillo seductor ! De regia pompa
Cercada y magestad , eres entonces
El ídolo sagrado
Que solo adora el orbe entusiasmado.
Mortales , si anheláis del fiero Marte
El belicoso estruendo
Y en luto y sangre sumergir la tierra ,
Oprima el solio en su ambición el hombre ;
Pero si paz dichosa ,
Si ventura buscáis, reine la hermosa.
Reine ; que á par la celestial clemencia
Mil bienes prodigando
Con ella reinará. ¡Virtud sublime!
. Oh del Real poder dulce atributo,
y su mas bella parte!
c- en una hermosa no, ¿dónde encontrarte?
Ardió en España la fatal discordia :
El trono se estremece,
Gime la patria , y en sangrienta lucha
El que fué vencedor vése vencido,
Y se alza la venganza,
Y á míseros sin fin sus rayos lanza.
¡ Ay, que ya de cien cárceles profundas
Las resonantes puertas
Se abren y tragan al vencido bando!
J Ay , que el plomo , el dogal , el crudo acero
Mandan horrible muerte
A quien hizo traidor su adversa suerte !
Huid , tristes , huid. Remotos climas
Buscad; que es al proscripto
Tierra de maldición la que algún dia
Dulce patria llamo: no ya estos camp06
Piséis ¡ay! tan queridos;
Ni halague el patrio hablar vuestros oido«.
( 61 )
Helos dispersos por estrañas tierras
Sin bienes • sin asilo ,
Al yugo atados de su atroz miseria.
Desde la ardiente Libia ál yerto polo ,
Suerte vil arrastrando,
¿Qué clima no.los vio siempre penando?
No es eterno el dolor : secad, el lloro -
Secadio i desgraciados ;
Que ya se eleva en la felice España
Benéfica Deidad , á cuyo aspecto
Do quier dichas y amores
Brotar se ven como en Abril las flores.
Miradla ¡cuan hermosa! En su alba frente
Brilla Real corona ,
Astro nuncio de paz ; y de sus ojos
Deslumhra mucho mas la luz divina.
Con su mano preciosa ' ¡
El áureo cetro rige poderosa.
El aúreo cetro que el augusto esposo
A su bondad fiara
Cuando, aquejado de fatal dolencia,
Al ruego ardiente y fervoroso anhelo
De la afligida España
La muerte atroz detuvo su guadaña.
w Toma , le dijo , y á mis pueblos caros
» Lleva paz y consuelo.
«Recompensa su afán: los altos dones
«Que á su constante amor mi amor concede
«Vierte, Cristina, en ellos:
«Presentados por tí , serán mas bellos. "
Y ¿á quién , ó* Reina , la piadosa mano
Hoy tiendes compasiva?
Al proscripto infeliz :, que tal le nombras,
No le nombras traidor : si pudo un tiempo
Errar , no ya culpado
Es ante tu bondad , sí desdichado»
(62)
w Venid y hijos , venid : eterno olvido ,
(Esclamas bondadosa) - •
«Oculte y borre vuestro error funesto.
«De la Regia piedad tiéndase el manto 7
»Y á su abrigo benigno
«Nadie se crea de perdón indigno.
»» Todos hermanos sed, todos mis hijos;
«Y el inmenso tesoro
«Do mercedes sin fin los reyes guardan ?
«De hoy mas abierto para todos quede ;
«Que á falta de inocencia,
«Mayor que toda culpa es mi clemencia»"
j O palabras sublimes ! Para asombro
De Reyes y naciones
De siglo en siglo trasmitidas sean.
Guardadlas , Españoles f y en el pecho
Que gratitud inflama,
Grabadas queden con buril de llama.
Abrid, mazmorras ? las herradas puertas;
Despareced » prisiones ;
Valles profundos, dilatados mares y
Fácil camino el desterrado os deba ;
Y ¡ oh . si la tumba avara
Las presas que tragó también soltara!
Llegad presto, llegad: la Patria ansiosa
A su regazo os llama.
Venid jy en torno de Cristina excelsa
¡Madre! ¡Madre! decid: agradecidos
Besad todos su huella ,
Y 6U mano piadosa a par que bella.
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j .MJ ibertad ! ¡libertad! ¡Numen sagrado, |
A cuyo santo nombre
Laten los pechos que tu amor inflama!
Naciste el dia que naciera el mundo j
Y apar del gran lucero
Fuiste del Hacedor el don primero.
Don mas grato que el sol; don mas brillante ;
Aura pura y eterna
Que aliento al alma das , ¿por qué > envidiosas,
Entre sí los mortales se arrebatan ,
Ensangrentando el suelo
Un bien que á todos repartiera él cielo ?
Libres os hizo Dios, hombres injustos \
Y pudiendo ser libres ,
¡Forjáis cadenas y os hacéis esclavos!
Quitáis á la razón sus santos fueros V
Y degradado el hombre ,
¡ Es crimen pronunciar* de libre el nombre !
¡Inútil afanar! Cual en su seno
La llama abrasadora
El duro pedernal ocultd guarda,
Brotando al golpe del bruñido acero ,
Tal donde esclavos vieres ,
Duermes , ó libertad , pero no mueres.
(64)
Tal si tiranos mil con furia insana ,
Aprestando cadenas ,
Atar intentan tus robustos brazos:,
Al herir de los hierros ponderosos ,
Con ímpetu iracundo ,
Brotas, muestras la faz , vengas al mundo.
Así en las rocas de Apenzel un dia
Alzando el noble vuelo ,
A Helvecia sombra con tus alas diste;
E hiriendo el pecho del germano altivo,
Justa muerte lanzaste ,
Y en la flecha de Tell al fin triunfaste.
Así en las olas del antiguo Egeo ,
En noche vengadora ,
Ardieron del infiel las altas naves :
Tu soplo alimentó su vasto incendio j
Y obra allí de tus manos,
Ranace un pueblo y mueren sus tiranos.
Mira burlando muchedumbre inmensa
En combatida torre
De valientes vencer número escaso ,
Las huestes ahuyentar del despotismo j
Y por el orbe entero
El nombre eternizar de Cenicero.
Reinas , ó libertad. Do quier te aclama
Un siglo que te adora ;
Nada tu imperio resistir ya puede ;
Y en esta patria do triunfante al viento
Tu pabellón tremola ,
Si tienes que temer es á tí sola.
¡ Ay! guarda! guarda! que el feroz contrario
Te acecha cauteloso.
Sí:, mírale lanzar de la discordia
La antorcha entre los libres, esperando
Sus prósperos sucesos
No ya de su valor... de tus escesos.
(65)
¡Incautos! ¡Ay ! tened... ¡Do vais, ilusos !
Cuando ya sus derechos
La patria recobró, ¿queréis vengarla?
¿Y de quién? responded... ¿Do está el tirano?
¿Quién, pueblo , te resiste?
Donde mil Casios hay > César no existe.
¿Acaso el trono con violencia oprime
Déspota aborrecido
Que en sangre, ruinas y horfandad se goia?
No j una Niña le ocupa , un Ángel puro ,
Que en juegos se recrea,
Y ni aun de esclavitud tiene la idea.
¡Y su Madre ! ¡gran Dios! ¿Quién al nombrarla
No siente conmovido
En justa gratitud el noble pecho ?
Ella sus fueros á la patria vuelve ^
Y al español civismo
Cristina y Libertad es uno mismo.
Sabia , clemente , bondosa , afable ,
Tu dicha , pueblo hispano ,
Es su norte no mas. w¿Dónde hay, pregunta,
Un bien, un nuevo bien que esté en mi mano
Dar á esta tierra amada?
Cuanto le tarde en dar , soy desdichada. "
Reina, ¿qué puede el español pedirte?
Gime el triste proscripto ,
Y de la patria tú las puertas le abres ;
Injusto triunfa el despotismo odioso ,
Y lánzasle al averno ,
Y alzas de libertad el templo eterno.
¿Qué mas? ¡Ay cielos! La discordia impía
Sus incendiarias teas
Vibra , y amigos contra amigos arma.
La triste patria se estremece y gime :
¿Quién por ella intercede ?
¿Quién, Reina, sino tú, salvarla puede.
5
(66)
Y tú la salvarás : tu voz se escucha ,
Tu voz consoladora ,
Tu voz , nuncio de paz : se oculta el monstruo,
Ceden las iras , la esperanza nace,
Y todos asombrados ,
Con mas estrecha unión se ven ligados.
Union, pues, españoles: ¿quién sin ella
El ser libre concibe?
Unos sean de hoy mas nuestros deseos ,
Uno el objeto que nos arme á todos ;
Y con valor bizarro
A los campos volemos del navarro.
Allí , sí , solo allí , fuertes patriotas ,
La libertad peligra;
Sus contrarios allí tan solo existen.
¿ La queréis conquistar? Armaos luego ,
Marchad á esterminarlos ;
Solo puede morir triunfando Carlos.
Corred , pues , á la lid : en las batallas
Vuestra sola divisa
Libertad, Isabel, Cristina sea:
Y en las rocas navarras mil hazañas
Que ensalzarán los hombres
Con sangre sellen tan preciosos nombres.
2ü sitio oe Bilbao
a.
JLPe entre las rocas que la sangre tiñe ,
Do cobarde se esconde,
Alza el tirano la sañuda frente;
Y con áspera -voz que estrago anuncia,
Reúne sus pendones
Convocando sus bárbaras legiones.
** ¿La veis , les dice , la ominosa villa
Que vuestro ardiente esfuerzo
Dos veces humilló? ¿La veis cual canta
El himno de victoria % y vuestra afrenta
Al mundo publicando ,
Es el orgullo del contrario bando ? ??
w ¡ Allí murió vuestro primer caudillo.
Y aun no le habéis vengado !
Allí inmensas riquezas se atesoran j
Allí entre lauros de esta lid sangrienta
El término hallaremos.
¡Venganza y esterminio! jSus! Marchemos."
Dice j y se lanzan , y rabiosos llegan:
Las máquinas embisten j
Truena el ronco cañón , la bomba estalla
Estrago y muerte por dó quier lanzando ;
Y al brillar de la llama ,
"¡Triunfo!" con risa atroz el monstruo esclama.
(68)
Bilbaínos ¿Tembláis?... No:, mas ¡ ay tristes!
¿Dó está vuestra defensa?
¿Dó están los muros que ampararos deben?
¡Muros!... me respondéis... no los queremos ¿
! Estos los torreones
De los valientes son, los corazones ! "
Y el pecho solo presentáis sin miedo
A las ardientes balas.
wSed esclavos :" os dicen los malvados ••
w Somos libres .* " os oigo repitiendo ;
Y lo que el libre jura
El cañón en sus manos lo asegura.
: ■ ü'SLS.
De la bomba al horrísono estampido
Se aplana el alto techo ;
Perece el dulce hogar, pero ¿qué importa?
Gozosos lo miráis si entre sus ruinas
A par que se derrumba,
El infame carlista halla su tumba.
Y qué, en cobarde indiferencia acaso
El esterminio vuestro
España mirará? ¿Dó están sus huestes?
^Dó sus guerreros?... Vedlos yá : animosos
Traspasan la alta sierra,
Y va á su frente el raimen de la guerra.
Miradlos y alentad. Ya la victoria
Sus hijos los aclama:
Esos los héroes son que el lauro honroso
De Asarta , de Arlaban , Mendigorría
Al Navarro arrancaran ,
Sin que sus altos riscos le salvaran.
Guerreros , no tardéis... Mas ¿quién detiene
Vuestra marcha atrevida?
¡O asombro! ¡O gloria!... Los sitiados mismOB.
wNo apresuréis, os dicen , la victoria.
Si para asegurarla
La sangre nuestra ha menester comprarla.
( 69 )
Segura está ; vuestro valor lo afirma ,
Ya el sitiador se aterra ;
A los montes cual suele se guarece ;
Y aunque natura y arte allí le amparan ,
Medroso , sin alientos ,
Pide auxilio á los mismos elementos.
No importa , no; que triunfos no costólos
El bravo los desprecia.
Las victorias que fáciles se alcanzan
Y el número consigue ó la sorpresa,
Biísquelas el carlista : '
Solo ama el liberal noble conquista.
Allí dó en parapeto formidable
Fuego el canon vomita ,
En noche horrible, despreciando hielos,
Guando hasta el cielo mismo le combate ,
Y muerte le destroza,
¡ Entonces , sí , que el Español "se goza !
Tal te gozaste tú , noble Espartero.
El puente encastillado
Tenaz resiste y á tus golpes cede:
La noche , el frió , el huracán , el monte
Te niegan la victoria :
¿Qué consiguen al fin? Darte mas gloria.
j Canta tu libertad , fuerte Bilbao !
De Numancia y Sagunto
Los eternos laureles eclipsaste.
Dióles hado fatal ruina gloriosa ;
Tú mas dichosa fuiste \
Pues con- igual valor vencer supiste.
Lauros de Maratón , lauros del libre ,
Reverdeced ahora,
Y orillas del Nervion brotad lozanos :
Con sangre las regaron de la patria
Los defensores fieles:
Sangre de esclavos es j creced laureles.
(70)
Españoles^ venid, y agradecidos,
Coronas , recompensas ,
Traed al vencedor... Mas no , teneos $
Que un solo bien aprecia , bien inmenso
Por él ha peleado:
j La libertad! su espada la ha ganado.
Libre de hoy mas será, libres seremos}
Y los viles esclavos
Que de un tirano las banderas siguen ,
Libres también serán á pesar suyo ;
Que el libre al combatirlos ,
Quiere vencerlos, síj mas no oprimirlos.
Y vencidos serán; y el monstruo fiero
Que su furor concita,
Huirá del suelo que profana impío :
Rabioso le verán remotos climas
Su ignominia arrastrando ;
Y odio, y horror y maldición llevando.
Y solo quedará su sombra odiosa
Vagando por los montes,
Triste , sañuda , sanguinosa , horrible j
Y voz tremenda que la España atruene ,
Gritará: "Castellanos,
Miradla bien : así son los tiranos !"